Lo admito: nunca he sido especialmente fanática de los perfumes con notas cítricas. La frescura chispeante de la bergamota o el dulzor efervescente de la naranja siempre me han parecido demasiado evidentes, predecibles, incluso anodinas. Además, este tipo de fragancias no suelen aguantar mucho en mi piel y no me parecen tan atrevidas como aquellas protagonizadas por el oud o el tabaco. Para mí, los cítricos siempre han sido los mejores amigos de los cócteles, no de mi colección de perfumes. Sin embargo, un día me topé con Egnaro de Santi Burgas, y todo cambió, dejando claro que la que tiene boca se equivoca y que yo no me quedo a un lado.
El perfume cítrico que me ha reconciliado con la naranja
Esta fragancia se aleja de los típicos perfumes cítricos y frescos que huelen a limpio para días de verano. Nunca digas nunca, pero considero que los aromas tan masificados carecen de carácter y que arriesgar es sinónimo de personalidad. Mi primer contacto con esta fragancia se produjo en Sillage Barcelona, un lugar que se asemeja más a un paraíso olfativo que a una tienda de perfumes (y que aconsejo visitar si una se encuentra en la Ciudad Condal). Al principio, me llamó la atención su peculiar nombre, Engaro, Orange al revés. Sin lugar a dudas, el apodo da muchas pistas, pero no ofrece toda la información acerca de esta original esencial. La naranja valenciana más oscura, intrépida y arriesgada se encapsula en un frasco de perfume que combina el color naranja y el blanco en su exterior.
¿Por qué me parece tan especial Egarno de Santi Burgas?
Inspirado en recuerdos de un viaje por la costa mediterránea en los años 90, Egnaro es un torbellino de sensaciones que tan solo algunas tienen la capacidad de admirar. Desde el primer instante, la naranja valenciana se despliega con un brillo inusual, cálido, embriagador. No es la típica mandarina alegre ni el limón chispeante de las colonias tradicionales. Aquí, el cítrico es jugoso, con un punto especiado gracias al anís y el jengibre, que le confieren un matiz intrigante y seductor.
El corazón del perfume es pura transgresión. La bergamota calabresa aporta su sofisticación natural, pero lo que realmente lo convierte en una fragancia de nicho es el absoluto de civeta. Este ingrediente, con su faceta animalística y envolvente, transforma la composición en algo adictivo, enigmático, diferente. No es un perfume fácil ni para cualquier nariz; es una apuesta audaz que desafía las expectativas. En realidad, si lo pruebas esperando dar con uno de los clásicos perfumes cítricos para las que adoran las fragancias frescas, limpias y elegantes, siento decirte que esta no es tu fragancia. Bajo mi punto de vista, es un bálsamo más aromático que fresco, más animálico que cítrico, una apuesta para las que quieran salir de lo típico que olemos en cada esquina.
A medida que evoluciona en la piel, el perfume se vuelve más denso, más profundo. El sándalo australiano aporta una cremosidad única, mientras que el ámbar despliega su calidez hipnótica. Aquí ya no hay rastro de frescura evidente, sino una sensualidad inesperada que te atrapa sin remedio. Es el tipo de perfume que deja huella, que se recuerda, que se siente como una segunda piel con un aura magnética. Su sillage es potente, su duración extraordinaria. Es un perfume con historia, con profundidad, con matices que solo una verdadera fragrance lover sabrá apreciar. Y si, como yo, creías que los perfumes cítricos no eran lo tuyo, tal vez este sea el que, sin esperarlo, te robe el corazón.
Finalmente, me gustaría recalcar que no considero que se trate de un perfume de autor apto para una compra a ciegas, recomiendo fervientemente probarlo antes de dar el paso de añadirlo a nuestra colección. Su peculiaridad lo convierte en un bálsamo tan original como complejo y eso es de digno de admiración. El precio es de 185 euros en la web de la firma, misma cantidad que en Sillage Barcelona (185 euros).
Otros perfumes cítricos que se alejan de lo convencional
Sol líquido en una fragancia. La naranja siciliana, jugosa y chispeante, ilumina una salida radiante, acompañada de cítricos efervescentes. En el corazón, la dulzura de la vainilla se funde con almendra y canela, creando un acorde cálido y envolvente. El final, adictivo y profundo, combina la intensidad del café con almizcle sedoso y ámbar dorado. Dulce pero vibrante, sofisticada y reconfortante, transmite el espíritu soleado de Sicilia con elegancia sensorial. Precio: 180 euros.
Un soplo de mar embotellado. Su inicio cítrico y especiado, con bergamota vibrante y un toque de azafrán dorado, se abre a un corazón salino que evoca brisa marina y arena tibia. La profundidad llega con un fondo de ámbar resinoso, madera de cedro y ambroxan envolvente. Fresca pero con carácter, captura la esencia de una costa bañada por el sol, donde el agua salpica la piel y el viento agita recuerdos de libertad infinita. Precio: 115 euros.
