En los últimos meses, un estilo de botas más allá de las cowboy y de las moteras se ha colado entre las grandes tendencias de la temporada Otoño/Invierno 2023-24. Como no podía ser de otra manera, estamos hablando de las botas altas con polainas también conocidas como botas shark, uno de los modelos más aclamados por las prescriptoras de estilo de todo el mundo.
En concreto, las que más virales se han hecho son las que presumen de un tacón bajo con detalle de polaina y acabadas en punta, por lo que podríamos decir que son un remake de las camperas. Sin embargo, la creadora de contenido de moda y estilo de vida @atinaboj_ ha alzado la voz en su perfil de TikTok para pedir a sus seguidoras que no compren estas botas o, al menos, no lo hagan en Zara.
Precio: 59,95 euros.
"Quedan supermonas y si no les pasara lo que os voy a contar ahora, las llevaría todos los días", cuenta Atina en la red social. A pesar de que para esta clienta de Zara las botas de polaina le han resultado muy cómodas, ha encontrado una gran desventaja en ellas: "El problema es que cuando vas andando, esto de aquí [señala la polaila] se va cayendo hacia abajo y acabas andando por la calle con ello por el suelo". Y a continuación, procede a enseñar lo rotas que están sus botas con apenas 20 días de uso.
La solución para no pisar las botas de polaila y evitar que se rompan
Y sí, lo cierto es que el bajo de la polaila de las botas de Atina está destrozado. Pero ojo, porque para quienes todavía tengan en mente decenas de looks con los que este calzado sentaría de maravilla, tenemos la solución: poner una cinta de doble cara al rededor de todo el contorno de la zona superior de la caña de la bota.
Precio: 5,59 euros.
Al igual que utilizamos la citan de doble cara en vestidos que nos bajan con facilidad para que no se nos vea el pecho, en las botas shark hará la misma función. Para que no se deslice y acabemos pisando su material, tendremos que levantar la polaila, pegar la cinta, bajarla a la altura correspondiente y apretar un poco con los dedos para que no se vea. De esta manera, evitaremos que la polaila se resbale, la rompamos y ya, de paso, desprendernos de un tropezón innecesario.
