"Atención, la mitad de la población tiene algo para decir", es uno de los tantísimos carteles feministas que destacaron este 8 de marzo, y es que en un mundo históricamente dominado por los hombres, las mujeres seguimos enfrentado innumerables obstáculos para hacernos oír y ser reconocidas por nuestro talento, especialmente en el ámbito de la literatura.
A lo largo de los siglos, las normas sociales y los prejuicios de género han actuado como barreras infranqueables para muchas escritoras, relegándolas a un segundo plano o incluso negándoles la oportunidad de ser publicadas bajo su propio nombre. En respuesta a esta injusticia,algunas mujeres optaron por estrategias ingeniosas para sortear estas limitaciones, entre ellas, la adopción de seudónimos masculinos.

Las mujeres escritoras se enfrentaron a un sistema que sistemáticamente desvalorizaba sus contribuciones y las relegaba a roles secundarios, perpetuando la idea de que la creatividad y la genialidad literaria eran atributos exclusivos del género masculino.
Sin embargo, muchas escritoras talentosas desafiaron las convenciones de su tiempo y se negaron a ser silenciadas. Optaron por la audacia y la astucia, adoptando seudónimos masculinos para acceder a un mundo literario que les estaba vedado bajo su nombre de pila.
George Eliot (Mary Ann Evans)

Una de las escritoras más destacadas del siglo XIX, Mary Ann Evans adoptó el seudónimo masculino de George Eliot para asegurar que sus obras fueran tomadas en serio en una época en la que se menospreciaba la capacidad intelectual de las mujeres. Su novela "Middlemarch" es considerada una de las mejores obras de la literatura inglesa.
George Sand (Amantine Lucile Aurore Dupin)

Conocida por su estilo rebelde y su activismo político, Amantine Lucile Aurore Dupin adoptó el nombre de George Sand para escribir sus influyentes novelas y ensayos en el siglo XIX. Su obra "Consuelo" es un ejemplo notable de su talento literario y su compromiso con la igualdad de género.
Currer, Ellis y Acton Bell (Charlotte, Emily y Anne Brontë)

Las hermanas Brontë publicaron su primera colección de poemas bajo seudónimos masculinos en 1846. Charlotte, Emily y Anne utilizaron los nombres de Currer, Ellis y Acton Bell respectivamente para evitar los prejuicios de la época. Su novela más conocida, "Jane Eyre" de Charlotte Brontë, es un clásico de la literatura victoriana.
Isak Dinesen (Karen Blixen)

La autora danesa Karen Blixen escribió bajo el seudónimo masculino de Isak Dinesen, principalmente conocida por su obra maestra "Memorias de África". Esto le permitió ser tomada en serio en un mundo literario dominado por hombres y alcanzar el éxito internacional.
James Tiptree Jr. (Alice Sheldon)

Y por último tenemos a Alice Sheldon adoptó el seudónimo masculino de James Tiptree Jr. para publicar sus aclamados relatos de ciencia ficción en la década de 1960 y 1970. Su trabajo desafiante y provocador exploró temas de género, identidad y poder, ganándose un lugar destacado en la industria.