Aunque poco se habla de ello, viajar en tren es una auténtica maravilla. No tiene la velocidad del avión ni la flexibilidad que ofrece un coche, pero a cambio ofrece al viajero una mayor comodidad, nos obliga a movernos con calma y a disfrutar del trayecto, ya que no tenemos que estar pendientes de la carretera como en el caso de los viajes en coche, o del ajetreo de los aeropuertos, si viajamos en avión. También nos regala la posibilidad de recorrer y conocer distintos países, algunos inolvidables, a un precio bastante asequible.

Si bien España no cuenta con la mejor red ferroviaria del mundo, sigue habiendo opciones para conocer distintos rincones de nuestra tierra a los que podemos llegar cómodamente en tren.
Entre todos ellos, uno de los más conocidos es el viaje de Madrid hasta Huesca. Repleto de vistas alucinantes y paisajes de fotografía de las distintas localidades de la provincia, ubicada en los límites con Francia, Lérida, Zaragoza y Navarra.
¿Qué hacer en Huesca?
Visitar la Catedral de Huesca: La Catedral de Santa María de Huesca es una joya arquitectónica que data del siglo XIII. Desde el interior se puede admirar su impresionante fachada donde alberga obras de arte religioso.
Recorrer el Casco Antiguo: Un paseo alucinante por las pintorescas calles del casco antiguo de Huesca, donde encontrarás encantadoras plazas, edificios históricos y animados cafés y tiendas.
Visitar el Monasterio de San Pedro el Viejo: Este monasterio benedictino, fundado en el siglo XII, es otro importante sitio histórico de Huesca. Aquí podrás explorar su iglesia románica y su claustro, así como también disfrutar de las vistas panorámicas desde su mirador.
Disfrutar de la gastronomía local: Huesca también es conocida por su increíble oferta gastronómica. No te pierda la oportunidad de probar platos tradicionales como el ternasco asado, el bacalao al ajoarriero o las migas aragonesas.

Además, esta ruta nos acerca a uno de los puntos más relevantes de nuestra geografía, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, un espacio natural declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO que incluye un conjunto de cuatro valles (Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta).