"Mi trabajo es populista, pero es que hoy no eres un refugiado y mañana no sabes"

Uğur Gallenkuş contrapone en Instagram imágenes de desfiles de moda con filas de refugiados. Reconoce que su trabajo forma parte de una corriente de arte populista. Pero él, dice, solo tiene en mente un objetivo: contar la (una) verdad.
FOTOS Uğurgallen cuadrada

El primero fue Aylán. Uğur Gallenkuş recortó su silueta y la encajó frente a un mar turquesa, junto a un cubo de playa con juguetes infantiles. Con el niño sirio que murió en la costa de Bodrum, el turco Gallenkus comenzó su serie de collages en Instagram. “Hay un millón de refugiados en Turquía. [En realidad, según los datos de ACNUR publicados en 2018, Turquía da refugio a más de 3.600.000 personas]. Puedes ver su desesperación y su miedo. He creado estas imágenes para concienciar sobre ello. Los países desarrollados viven con lujo, paz y desperdicios. Me gustaría recordar a sus ciudadanos que quienes los hacen en los países subdesarrollados lo hacen con dolor, hambre y guerra. Aspiro a contarles a quienes viven en el tercer mundo que ellos pueden ser tan fuertes y pacíficos como los del primero. Los problemas del mundo desarrollado y moderno son la avaricia, la injusticia, el odio y la falta de empatía”.

Él intentó contrarrestarlos a través de Bored Panda, una plataforma digital que fusiona la temática memística de Buzzfeed con la nutrición editorial de Reddit. Los participantes, o sea, suben su contenido viralizable y comentan el ajeno, que comienza en Ocho fotos de gatitos recién nacidos durmiendo y continúa con Esta madre acabó siendo la única pasajera de un vuelo comercial después de que el avión que pilotaba su hijo sufriera un retraso de 7 horas. La publicación de Uğuramontonó decenas de miles de visitas en un par de semanas. Ahora lo que acumulan son likes. En menos de un año, su contador de seguidores se disparó en Instagram. Hoy muestra medio millón de followers. La etiqueta #ParalelEvrenSavaşveBarış (La guerra y la paz de un mundo paralelo) archiva su trabajo. Que ni siquiera es su trabajo. Laminar realidades es un hobby. Uğur es representante comercial. Su vida, cuenta, no ha cambiado. Dice que no tiene intención alguna de impresionar o atraer nuevos seguidores. Es solo que “algunas personas sienten una reacción al ver mis imágenes, como los israelíes y los árabes cuando ven un collage sobre el conflicto. Yo solo veo los problemas de forma universal”.

Sabe que la brecha entre sociedades no se va a disolver a través de sus fotografías. “Soy consciente de que la diferencia entre los países desarrollados y los sub siempre va a existir, pero lo que pretendo es que se entienda esa diferencia y se actúe como corresponde. No pretendo eliminar los problemas por completo. Eso es imposible”.

Pero reconoce que sus imágenes buscan el shock. Quiere, explica, poner en evidencia los problemas. “No lo hago para generar demagogia. Quiero mostrar una verdad: hoy quizá no seas un refugiado, pero nunca sabes qué puede pasar mañana. Creo que mi trabajo forma parte de una tendencia de arte populista. Sirviéndome de eso, de ese movimiento, trato problemas como la guerra, el hambre, asuntos medioambientales, derechos de las mujeres, derecho a la educación. El arte ha sido una herramienta para despertar y sublevar a la sociedad durante siglos. El arte es el capitán de los idiomas”.

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