La colección Ready to Wear de Kenzo para el otoño-invierno 21/22 se convirtió en una de las propuestas más esperadas de la firma homónima. Con el reciente fallecimiento de su creador, Kenzo Takada, todas las miradas recayeron sobre el portugués Felipe Oliveira Baptista , entonces director creativo, que no falló y engrandeció la figura de Takada con una colección homenaje sin precedentes.
A modo de carta, Oliveira expusó el trasfondo y objetivo de esta nueva propuesta, centrada en fusionar la tradición del modisto japonés con la suya propia, a través de una sinergía creativa indescriptible. "Solo sabía una cosa. No quería que fuera un homenaje, sino una celebración. Una celebración del hombre, su trabajo y su increíble visión. Nada nuevo podría salir de solo una mirada cortés y reverencial al asombroso legado de Kenzo”. “Kenzo representaba la libertad, la alegría, la diversidad, el amor por la naturaleza y la creación de armonía a partir de contrastes. Quería que el color y la impresión reflejaran todo esto". Una ofrenda a Kenzo de todas las cosas que amaba. Paisajes, hortensias, pájaros, cadenas, rosas, rayas, pensamientos, tulipanes y copas de cóctel… todo mezclado en un festín imaginario y colorido”, explicaba Oliveira en la nota de prensa, a modo de carta, sobre el origen de la propuesta.
Una oda a la libertad, con una mezcla entre lo folclórico y lo intercultural, propio de Takada, donde las muestras estampadas de jardines botánicos, tulipanes, hortensias y rayas se desplegaban alrededor del escenario escogido para representar los momentos más memorables del modisto japonés.
Se trató de una muestra creativa donde tradición y vanguardia se fusionaban con una genialidad creativa, tan complicada, que parecía de lo más sencilla a ojos del espectador. Un equilibrio entre lo artesanal y lo duradero, con tintes deportivos, prácticos, con prendas propias del invierno como son los plumones y las capas en sus versiones oversized, para alcanzar una muestra contemporánea y, a la par, de tributo.
"Kenzo representaba la libertad, la alegría, la diversidad, el amor a la naturaleza y la creación de armonía a partir de los contrastes" y tal esencia se plasmaba, frame a frame, pieza a pieza, en torno al Cirque d'Hiver, donde solía presentar sus colecciones, con una banda sonora original de Planningtorock (“Kenzō, always!”).
Los sujetos bailaban al son de la melodía, construyendo un aura armónica de colores y patrones propios del maestro Takada, pero de mano del portugues. Y es que, curiosamente, el trabajo de Oliveira Baptista para este otoño-invierno de Kenzo está muy alejado de los patrones comerciales contemporáneos, sigue aquel mantra de la casa enfocado en el buen hacer y placer de la moda.
Se trata de una colección que bebe de las similitudes de un caleidoscopio de tonalidades coloridas y estampados naturales, construidos por sus máximos personajes de la flora y fauna salvaje como son las flores, pájaros, hasta llegar a muestras de la casa más minimalista como cadenas o rayas. Todas ellas adornaban piezas voluminosas marcadas por monos anchos, sudaderas con capucha alargadas, chaquetas, gabardinas, abrigos largos cruzados y vestidos con tejidos acolchados y patrones desiguales.

Así Kenzo renueva este print floral asociándose a prendas menos habituales, con tejidos acolchados y cálidas estructuras, acolchadas, propias del invierno más frío. En suma, una explosión creativa que rompe con tradiciones estampadas y que juega con nuevas formas y tejidos para homenajear, a modo de una gran fiesta de libertad, la figura del eterno Kenzo Takada .