Muchas son las leyendas que contienen los palacios y ahora se ha sumado la que esconde bajo sus cuatro paredes Frogmore Cottage, conocido ya como el palacio maldito de la corona inglesa. El motivo es que sus nuevos inquilinos, Eugenia de York y su marido, Jack Brooksbank, apenas han dudado en la propiedad seis semanas. Parecía tenerlo todo para que el matrimonio, que espera su primer hijo para principios del 2021, fuese feliz, pero nada más lejos de la realidad. El príncipe Harry y Meghan Markle les habían cedido la casa, pues ellos no la necesitan dado que se han instalado en Estados Unidos.

A favor tenía que Eugenia creció cerca de allí en la casa familiar Windsor Lodge, que se encuentra a unos seis kilómetros de distancia. También allí estaría cerca de su abuela, la reina Isabel, quien está alojada en el Castillo de Windsor, donde pasará la Navidad, alejada del resto de la familia, a excepción de su marido, el duque de Edimburgo. Todo eso no ha sido suficiente para que se queden en la propiedad de cinco habitaciones y, al parecer, han regresado a Ivy Cottage, en el palacio de Kensington, donde residían antes y donde también lo hicieron el príncipe Harry y Meghan Markle.

Vamos a recorrer esta casa de campo cuya primera dueña fue la reina Charlotte, quien decoró una de las estancias con motivos florales. Su pasión por la naturaleza le llevó a hacer obras en el jardín y poner un lago, que no estaba allí originariamente. Plantó numerosos árboles, colocó puentes y creo un paisaje de lo más pintoresco, que se ha ido mejorando a lo largo de los años y que a día de hoy es uno de los grandes atractivos de la propiedad. Esta propiedad pertenece a la Reina Isabel II, pero se la regaló a su nieto por su boda. Los duques de Sussex hicieron una gran reforma en la que gastaron 2,7 millones de euros, pues entre otras cosas pusieron una caldera ecológica, una sala de yoga, y remodelaron la cocina y los baños. Apenas pudieron disfrutar de ella, pues a principios de este año ponían rumbo primero a Canadá y después a Estados Unidos.
Residencia de Meghan y Harry
La Reina Isabel le donó a su nieto el príncipe Harry esta propiedad para que viniese a ella siempre que así lo quisiera. La única condición fue que pagasen el dinero de la reforma.

Hall de entrada
Este es el hall de entrada, que nos recibe con una espectacular escalinata que nos lleva hasta la planta superior. Altas columnas, espectaculares lámparas en forma de farolillo, así como un cuadro decoran esta estancia.

Un gran valor artístico
La propiedad posee grandes obras de arte, dado que cada uno de sus propietarios ha ido poniendo su sello inconfundible en este lugar. Aquí nos encontramos la sala conocida como `columnata´ decorada en tonos burdeos y que contrasta con las plantas que hay colocadas en ella.

El Green Pavillion
La propiedad cuenta con una gran luminosidad y muchas obras de arte repartidas por cada rincón de las distintas habitaciones. En sus paredes se pueden ver diferentes cuadros, que son únicos, lo que les confiere un gran valor.

Reforma conservando su esencia
La reforma que hicieron los duques de Sussex corrió a cargo de Vicky Charles, amiga de Meghan y ex diseñadora interiorista de Soho House, principalmente consistió en agrandar las habitaciones pasando de diez a la mitad.

Los jardines
Los espectaculares jardines le dieron a la residencia el nombre de Double Garden Cottage (casa de campo con doble jardín). Como curiosidad decir que la reina Victoria pasaba temporadas allí, pero había algo que la molestaba mucho y era la presencia de `frog´( ranas) , que dan nombre a la propiedad.

Mausoleo en honor a Victoria y Alberto
En los terrenos se encuentra un mausoleo que fue construido para la reina Victoria y su marido, el príncipe Alberto. Su interior es de gran valor, pues está decorado con pinturas de Rafael.
