1. El olor
El desodorante, al igual la colonia, el gel o incluso la pasta de dientes, ¡existen! No hay nada menos excitante que el (mal) olor corporal, y es uno de los principales motivos por los que las mujeres afirman no sentirse atraídas por un hombre. Y también podemos afirmar que sucede al revés con el exceso de perfume. No hay nada menos sexy que un hombre que se ha vaciado encima la botella entera de colonia.
2. Se cree un 'tronista'
Y por eso se preocupa de su aspecto más que tú. Los músculos marcados, el pelo engominado en exceso, un tono bronceado (falso) todo el año, las gafas de sol (XL, por favor) en cualquier momento del día y del año, los vaqueros skinny y las camisetas con cuello en V y un escote demasiado pronunciado... ¡ADIÓS!
3. Es un metrosexual
Y es que, aunque no cumpla con el punto anterior, si pasa más tiempo que nosotras arreglándose en el baño, tenemos un problema...
4. Lleva calcetines blancos
Y con zapatos negros, además. Aunque los diseñadores se empeñen en hacernos creer que esta combinación es aceptable, como las chanclas de playa con calcetines, ¡no lo es! De hecho, debería estar prohibida.
5. Tiene camisas de manga corta
Venga, que levante la mano el hombre que no tenga una en el armario. La verdad es que no son una prenda que nos atraiga, así que, hombres del mundo, olvidaos de ella (al menos, en una cita).
6. Se cree un dios en la cama
Y encima alardea de ello en la primera cita, hablando de lo que otras le han contado sobre él después de acostarse con ellas. Lo sentimos entonces, de nosotras no va a poder contar nada...
7. No escucha
Solo habla y habla de sí mismo; o peor, hace como que nos está escuchando y luego, cuando le preguntamos algo, no sabe qué le hemos contado en toda la noche.
8. El humor brilla por su ausencia
O bien porque lo intenta intelectualizar todo, o porque tiene menos gracia hablando que tu tío Paco contando chistes (y lo sabe), así que intenta convertirlo todo en una broma continua. Al final, te cansas de cualquier intento de mantener una conversación con él.
9. El que solo habla de trabajo
Si es monotemático y, además, un workaholic, tiene todas las papeletas para que no tenga que volver a estar dos semanas buscando un hueco en su apretada agenda de trabajo para vernos de nuevo...
10. El que solo habla de su madre
Variante del anterior, no sabemos qué es peor. Llama a su madre cada media hora a ver como está, ella tiene una llave de su casa (a la cual puede entrar sin llamar al timbre cuando quiera, claro está), y tú tienes que adorarla igual que él. Pues no, gracias, una suegra así no es con lo que soñamos.
11. Gases y demás
Pedos, eructos, hurgarse la nariz... ¡y en un momento romántico! No hay nada peor para romper la magia, además de que nos hace poner al instante pies en polvorosa.
12. Que tenga (muchos) pelos en la espalda
Maticemos primero para romper una lanza a su favor: no nos pasa a todas, pero sí es verdad que, para una gran mayoría de mujeres, el exceso de vello corporal en zonas como la espalda es un problema a la hora de interesarse por un hombre.
