Diseñadores como Cristóbal Balenciaga, Christian Dior, Vera Wang y Elie Saab han dejado una huella imborrable en el legado de la moda nupcial. Balenciaga, por ejemplo, fue un maestro en el manejo de volúmenes y formas, lo que se reflejó en sus emblemáticos vestidos de novia. Vera Wang, por otro lado, transformó la moda nupcial contemporánea, aportando un enfoque más moderno, y sus diseños se han vuelto sinónimo de lujo y sofisticación.
A su vez, algunos vestidos han trascendido su tiempo, convirtiéndose en iconos de la moda y la cultura por haber vestido a princesas y a celebridades del star-system. Cada uno de estos diseños ha dejado una huella en la historia de la moda nupcial. Influyendo incluso en la percepción del matrimonio y la mujer en la sociedad. "Las tendencias en vestidos de novia han sufrido una transformación notable a lo largo del tiempo, adaptándose a los cambios sociales, culturales y de moda", explica Jesús Reyes, periodista experto en moda y Casa Real.
De la realeza a la gran pantalla
Uno de los vestidos más recordados es el que lució Grace Kelly en su boda con el príncipe Raniero de Mónaco en 1956. Creado por Helen Rose, diseñadora de vestuario, el vestido combinaba encaje, tafetán y una silueta sofisticada que redefinió la elegancia nupcial. "Los elementos que hacen que un vestido de novia se quede en la memoria colectiva son, sin duda, la combinación de telas, siluetas y detalles ", explica Reyes.
Para su boda con Mel Ferrer, Audrey Hepburn eligió un vestido diseñado por Pierre Balmain que pasaría a la historia de la moda nupcial por su falda midi y acampanada. Todo ello rematado con una corona de flores que adornaba un corte de pelo pixie.
En segundas nupcias, la actriz de 'Vacaciones en Roma' escogió un diseño de su amigo Hubert de Givenchy con una silueta corta y estructurad. Se alejaba del tradicional vestido largo y le aportaba un aire juvenil y vanguardista. "Las dos actrices e iconos de estilo llevaron vestidos de los años 50 y reflejaron muy bien un tipo de novia romántica que sigue estando en tendencia", dice Ana Velasco Molpeceres, periodista e historiadora especializada en moda.
Además, lo que realmente hace memorable un vestido es cómo se lleva y cómo refleja la personalidad de quien lo lleva. "Esto es clave en vestidos icónicos como el de Grace Kelly y Diana de Gales", añade Jesús Reyes. "No solo porque estamos hablando de iconos de la cultura, sino también por su vinculación con la realeza", concluye.
Rebeldía minimalista
Extravagante y atrevida, Elizabeth Taylor se casó en múltiples ocasiones, eligiendo para su boda con Eddie Fisher un vestido que desafiaba las convenciones sociales por su color verde. Una oda a su independencia como mujer.
Siguiendo esta línea transgresora, la actriz Mia Farrow eligió para su boda con Frank Sinatra un diseño de chaqueta y falda firmado por André Courrèges. Símbolo del estilo mod de los años 60.
Pero sin lugar a dudas, el vestido que redefinió las reglas del juego fue el de Bianca Jagger en su boda con Mick Jagger. En lugar de un vestido, la modelo y activista nicaragüense optó por un traje blanco de Yves Saint Laurent compuesto por una falda larga y una chaqueta estructurada sin blusa debajo.
Al contrario de la gran boda del líder de los Rolling Stones, la discreción que siempre caracterizó a John Lennon y Yoko Ono fue protagonista de su unión en Gibraltar, para la que la artista japonesa se decantó por una estética relajada que representaba su espíritu vanguardista.
Desde los colores inusuales de Elizabeth Taylor hasta la audacia de Bianca Jagger. Sus elecciones siguen siendo referencia en la historia de los vestidos de novia. Cada una de estas mujeres desafió las normas de la moda nupcial de su tiempo, apostando por la individualidad y la autenticidad.
De los 80 al 2000
"La excepción en esta época fue el vestido de Diana de Gales que, por su condición de princesa, llevó un diseño excesivo, con una cola muy exuberante", afirma Velasco Molpeceres. Por el contrario, la moda de los 90 y 2000 simplificó las líneas de los vestidos, buscando sencillez y elegancia.
El de Carrie Bradshaw, firmado por Vivienne Westwood, se convirtió en un icono de la televisión gracias a la serie Sexo en Nueva York, mientras que el de Carolyn Bessette-Kennedy marcó un antes y un después. El diseño de Narciso Rodriguez encarnaba el glamour neoyorquino y presentaba una silueta estructurada con corsé drapeado en satén de seda color marfil y una falda voluminosa con múltiples capas asimétricas.
Desde el estilo romántico y victoriano de principios del siglo XX hasta los diseños más minimalistas de las últimas décadas, cada periodo ha dejado su impronta en este día especial.
Artículo publicado originalmente en el número 450 de la revista de papel por Alba Pastor.
