El perfume cítrico que Coco Chanel hubiese llevado hace más de 100 años para sus días de vacaciones (y de trabajo) en la costa francesa

Un perfume cítrico, elegante y veraniego que conecta París con Deauville y resume el espíritu más libre de Coco Chanel.
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Coco Chanel y la señora Hervé Alphand (esposa del embajador francés en Estados Unidos) el 31 de julio de 1967 - GTRES

Pocas figuras han influido tanto en la moda y la cultura como Gabrielle Chanel, pionera del chic moderno y símbolo de elegancia práctica. Su revolución comenzó con telas fluidas, siluetas limpias y una filosofía que empoderaba a la mujer sin privarla de comodidad ni libertad. Entre sus muchos aciertos, supo transformar lo masculino en deseable, lo funcional en sofisticado. Pero, además de diseñadora, Coco Chanel fue una gran viajera. Entre los destinos que marcaron su trayectoria, uno destaca por su brisa atlántica y su espíritu relajado: Deauville. Un lugar que se ha convertido en perfume.

Allí, en 1913, la vida de Coco Chanel dio un vuelco al abrir su primera boutique de moda, mucho antes de ser una leyenda con sede en la Rue Cambon. La ciudad costera de Normandía se convirtió en su refugio, su laboratorio de estilo y su escaparate para mujeres con ganas de libertad (y sombreros de ala ancha). Chanel vestía a la burguesía veraneante con ropa inspirada en uniformes náuticos y tejidos ligeros. De hecho, muchos de los códigos que hoy se asocian a la maison nacieron entre dunas, brisas y paseos por el malecón.

El espíritu de Deauville sigue impregnando el universo Chanel. Entre los guiños más evocadores está Paris–Deauville, una fragancia luminosa, verde y cítrica que rinde homenaje a ese lugar donde todo comenzó. Fue lanzada en 2018 dentro de la colección Les Eaux de Chanel, ideada por el perfumista Olivier Polge. Evoca no solo un destino, sino una actitud: la de Chanel paseando por la playa con su jersey de rayas y su mirada adelantada a su tiempo. No es casualidad que esta eau de toilette haya conquistado a muchas amantes de la perfumería con olfato para los clásicos modernos.

La historia del perfume Paris–Deauville está hecha de luz, frescor y memorias felices

Este perfume no pretende contar una historia nostálgica, sino ofrecer una sensación vívida y enérgica, como un soplo de aire limpio. Su arquitectura olfativa está tejida con basilisco verde, naranja de Sicilia, petitgrain, lima y bergamota, como si quisiera embotellar una mañana luminosa en la costa normanda. En su corazón, el jazmín y la rosa se diluyen entre matices vegetales y hedione, mientras que el fondo, discreto y elegante, lo sostiene un patchouli suave que no roba protagonismo.

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Paris–Deauville de Chanel

La fragancia conecta París con Deauville no solo en su nombre, sino en su espíritu. Reinterpreta el concepto de escapada desde una visión contemporánea, sin caer en lo infantil. Es un perfume que puedes llevar en pleno julio con vestido blanco, pero también con un traje dos piezas en la oficina. Sin lugar a dudas, es uno de los mejores perfumes cítricos con olor a limpio, su estela es generosa sin ser invasiva. De hecho, Paris–Deauville es una de esas joyas que entran sin avisar pero se quedan en la memoria olfativa. Su frasco, con forma redondeada y tacto suave, está pensado para acompañarte a todas partes. El formato de 50 ml cuesta 112 euros y, créeme, cunde más de lo que parece. Las fans de los perfumes cítricos y frescos que huelen a limpio encontrarán aquí una opción para repetir sin cansancio.

Los paisajes de Normandía, con villas con entramados de madera, praderas verdes y playas infinitas, inspiran tanto la fórmula como el aura de esta creación. Es fácil imaginarla como el aroma que impregnaba los tejidos en la boutique original de Deauville, donde Chanel colgaba sus primeras piezas de punto. A día de hoy, forma parte de esa lista de perfumes frescos de verano que una editora de belleza tiene fichados por pura devoción.

Otros perfumes cítricos y veraniegos

Fior di Chinotto de Abaton

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Fior di Chinotto de Abaton

Fior di Chinotto es una joya italiana nacida en 2020 que podría ser el secreto mejor guardado de las insiders. Su pirámide olfativa es original, voluptuosa y muy veraniega: naranja amarga, flor de azahar y rosa damascena dan la bienvenida antes de un corazón donde el chinotto florece junto a maderas nobles. El fondo, con ámbar, miel y musgo, aporta calidez sin empalagar. Su frasco sobrio esconde una fragancia llena de matices, perfecta para las que aprecian la sofisticación sin estridencias. Cuesta 190 euros por 100 ml en Perfumería Laura.

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