Protagonista de una generación que ha aprendido a crecer bajo los focos, Nicole Wallace (Madrid, 2002) no solo brilla en la pantalla: lo hace también cuando habla de salud mental, de redes sociales, de sus rutinas de belleza o del valor de la intuición en una industria donde todo va demasiado rápido.
Hablamos con la actriz en un momento de transición, con la última entrega de Culpa nuestra a punto de estrenarse y un papel en La casa de los espíritus que promete ser un nuevo hito. La conversación —cálida, lúcida, luminosa— fluye entre confesiones, recuerdos de infancia y el deseo de interpretar a una villana.
¿Cuáles son tus próximos proyectos profesionales?
En octubre estaremos con la última entrega de la trilogía Culpables, Culpa nuestra, y el año que viene estreno La casa de los espíritus, que ha sido mi último rodaje, en Prime también. A finales de este año tengo posiblemente un proyecto y muchísimas ganas de que se anuncie, de empezar a trabajar… y de poder contaros más.
¿Qué papel te gustaría interpretar que todavía no te han ofrecido?
¡Muchísimos! Me apetece hacer algún personaje con muchas capas, muy complicado. Me encantaría hacer de villana, de mala. En algún momento me encantaría hacer algún musical.
¿Cómo eliges tus proyectos? ¿Te dejas llevar por la educación, por el guion, por el equipo?
Creo que, sobre todo, si la historia y el personaje son cosas que me atrapan y me apetece hacer, y significan un reto. Y luego, bueno, obviamente por el equipo, el director y el cast. Creo que sí que he tomado una decisión consciente este último año de elegir bien los proyectos para poder trabajar con gente que se toma en serio su trabajo, gente amable, que pone las cosas fáciles —que no es algo que siempre se encuentra—.
Has trabajado en España y en el extranjero. ¿Has notado diferencias?
He trabajado en Latinoamérica, en Estados Unidos y demás sitios… Todavía no sé. Sé que en Latinoamérica tuve un proceso de adaptación: ahí las cosas van un poco más lentas, se toman con más calma. Hay menos tensión, menos necesidad de acabar y de ir rápido. Que por un lado era muy guay, pero por otro me costó acostumbrarme.
"LA VERDAD ES QUE NADIE ES MÁS EXIGENTE CONMIGO QUE YO MISMA"
¿Cuál ha sido tu momento de alfombra roja más especial hasta ahora?
Te diría que alguna de las premières, que siempre son muy impactantes porque veo a todos mis fans y es algo que me encanta. Pero creo que también una de las alfombras que más ilusión me ha hecho fue la primera vez que fui al Festival de Venecia.
¿Te sientes expuesta en redes sociales? ¿Has aprendido a poner límites?
He aprendido a poner límites, pero me sigo sintiendo muy expuesta, la verdad. No es algo que creo que se vaya. Pero sí que me parece muy importante no olvidar que las redes sociales son mi trabajo, que no le debo nada a nadie y que, aunque sean parte de mi trabajo, también son mi red social y mi vida. Así que hay que tener cuidado con la privacidad, que es algo que me tomo muy en serio y que no llevo bien.
¿Cuál ha sido el mejor consejo que te han dado en esta industria?
Muchísimos, pero creo que estos últimos dos años, para mí, ha sido muy importante tratar bien al equipo, saberse el nombre de todo el mundo, decir buenos días y recordar que un set es un trabajo de equipo, no individual. Y luego, más allá de eso, hacer caso a mi intuición y a lo que me pide el cuerpo. No hacer cosas por presión, que eso sí que es algo que se puede sentir mucho.
¿Cómo desconectas del ruido?
En el campo, en el mar, sobre todo con mis amigos, con animales, yendo a montar a caballo...
¿Cuál fue tu primer recuerdo relacionado con el maquillaje?
Creo que fue cuando, con cuatro años, le robé el gloss a mi madre y pensé que, en vez de ponérmelo en los labios, iba a ser mejor pintar las patas de una mesa de madera con él para que brillaran. Así que creo que ahí me di cuenta del poder de este producto de belleza.
¿Tienes algún truco heredado de tu madre?
La verdad es que mi madre no es una persona que se maquille mucho. Igual, acentuar los ojos, que sí que es algo que he heredado de ella. Y, sobre todo, a nivel general de moda y maquillaje: que menos es más, siempre.
¿Cuál es el producto sin el que no puedes salir de casa?
Te diría que un buen cacao y una crema solar. Pero un perfilador de labios, la verdad, siempre lo llevo en el bolso.
¿Cómo ha evolucionado tu rutina de cuidado de la piel en los últimos años?
Mucho. Ha tenido temporadas muy diferentes. Ahora, después de haber tomado Dercutane y haberme tomado muy en serio el cuidado, estoy en un momento bastante más estable: ya sé lo que funciona. Menos es más, y muchas veces nos metemos en esta rueda del skincare por una cosa más capitalista que de necesidad. Así que intento elegir bien los productos, cuidarme, comprar con criterio, mirar los ingredientes…
¿Tu relación con tu cuerpo ha cambiado con los años? ¿En qué momento empezaste a mirarte con más amabilidad?
Sí, ha cambiado mucho. Siempre he sido bastante amable conmigo misma, creo que es algo muy intrínseco. Pero, obviamente, al empezar a estar expuesta fue un cambio bastante grande. La verdad es que nadie es más exigente conmigo que yo misma. Y el verme expuesta, ver que tantas niñas me admiran y quieren ser yo, incluso me ha hecho darme cuenta de lo diferente que es la perspectiva ajena de la que tú tienes de ti misma.
¿Te ha enseñado algo la interpretación sobre tu relación con tu imagen?
Sí, cien por cien. Al final, cuando haces un personaje y cambias tu estética, tu imagen genera una cosa en otra persona. Y me he dado cuenta de lo importante que es ser yo, más allá del personaje. Sigo siendo yo en cada personaje, y lo importante es la actitud. Lo que se ve a través de la pantalla ya no es tanto mi imagen, sino mi confianza o mi actitud en cada escena.
¿Alguna vez un personaje te inspiró a cambiar de look?
Sí. Hacer de Alma me hizo tener muchas ganas de quedarme con el pelo rapado, de raparme la cabeza entera. Siempre intento cambiar de look para cada personaje porque me ayuda, y también es una excusa muy buena para hacerte cambios. Si no te gusta, puedes decir que era para un personaje.
¿Cómo gestionas la presión estética que puede venir con la exposición?
La gestiono en terapia. Haciendo mucho trabajo interno, intentando separar y darle la importancia justa a lo que dice el público. Estamos en una generación que da mucha importancia a lo que dicen los demás, y eso tiene su parte buena —la libertad de expresión—, pero también puede volverse en tu contra. Así que intento tener los pies en la tierra y centrarme en lo que me apetece a mí, cómo me apetece verme y en gestionar, primero, la presión que me pongo yo a mí misma.

Para una piel luminosa, se ha aplicado la base de maquillaje Dior Forever Skin Glow de Dior Beauty.

En las manos, la actriz lleva la laca de uñas Dior Vernis 108 Muguet de Dior Beauty.


Para completar el maquillaje del rostro, Peter Philips ha aplicado la prebase de maquillaje Dior Forever Glow Veil, la base Dior Forever Skin Glow y el corrector de ojeras Dior Forever Skin Correct. Todo, de Dior Beauty.



Para aportar profundidad y luz al rostro, se han utilizado los polvos bronceadores Dior Forever Nude Bronze Glow y el iluminador Dior Forever Glow Luminizer. Ambos, de Dior Beauty.


Como toques finales, el colorete Dior Backstage Rosy Glow en el tono 001 Pink realza el rubor de sus mejillas, mientras que los labios se han delineado con el perfilador Rouge Dior Contour en el tono 329 Nude Blush. Ambos, de Dior Beauty.
Recrea el maquillaje
Por Magdalena Fraj
Estilismo Sandra Escriña
Fotos Alexandra Utzmann
Maquillaje Peter Philips, director de la imagen
y de la creación del maquillaje Dior
Créditos
Peluquería:
Cyril Auchère
Manicura:
Nelly Ferreira
Asistente de maquillaje:
Ayana Awata
Diseño y maquetación
del contenido:
David Carrión.