Álvaro Cervantes (Barcelona, 1989) ha construido una filmografía que transita con aplomo desde las grandes producciones históricas hasta el cine de autor más íntimo. Su presencia en pantalla se distingue por una capacidad casi camaleónica para habitar personajes fracturados sin perder un hilo de ternura que humaniza cada historia. Fuera del set, reivindica la importancia de las personas –por encima de los egos y de la propia maquinaria del éxito– como brújula ética de su oficio. Entre jornadas de rodaje, Cervantes se mantiene fiel a una premisa fundamental: retirarse lo suficiente para que sea la historia —y no él— la que brille en primer plano.
¿Cuáles son tus próximos proyectos profesionales?
Sorda sigue en algunos cines y seguimos acompañando a la película en su recorrido por los festivales del mundo, algo que es muy emocionante. Por otro lado, también ando con la promoción de Esmorza amb mi y de Ramón y Ramón, que se estrenan el 13 y el 27 de junio, respectivamente. Y el próximo año llegará Balandrau, que es una película que narra una historia real sucedida en el año 2000 en el Pirineo Catalán.
¿Qué queda de ti en cada uno de los personajes que interpretas y qué se llevan ellos de ti?
Queda el aprendizaje que me llevo de cada mundo desconocido en el que me sumerjo en la preparación. Y en cuanto a los personajes, mi objetivo es que quede poco de mí en ellos, en el sentido de que intento retirarme lo máximo posible de la ecuación para que pueda aflorar el rol.
¿Cómo te preparas para sostener la intensidad de un personaje durante un rodaje?
Creo que más que sostener la intensidad de un personaje, lo que hay que sostener es la intensidad de un rodaje. Al final, por muy intenso que sea un personaje, se trata de un juego y tiene que ser siempre gustoso. Es la gestión emocional de la presión, el cansancio, y del propio ego y el de los demás lo que es más complejo. En cuanto a eso, siempre me recuerdo a mí mismo antes de ir a rodar que lo más importante son las personas.
Has trabajado en proyectos de época, thrillers, series contemporáneas… ¿Cómo eliges tus papeles hoy?
Elijo en función de las historias. Y al servicio de qué están esas historias. Qué están contando y si me apetece colaborar en contar eso. Y que el personaje me sea estimulante como actor.
¿Qué te conmueve últimamente, dentro y fuera del cine?
Desde hace un tiempo identifiqué que lo que me conmueve viendo una película son los gestos de amor. E imagino que será un reflejo de lo que me conmueve en la vida también.
En pantalla sueles encarnar hombres complejos, a menudo rotos o en conflicto. ¿Crees que la vulnerabilidad masculina sigue siendo un tabú?
Creo que cada vez menos, pero probablemente sigan faltando personajes que sean referentes en ese sentido. Los referentes son claves para trascender los tabús.
¿Cómo gestionas la exposición pública, especialmente cuando tu trabajo implica mostrar tanto de ti?
No siento que tenga mucha exposición pública, a excepción de cuando estoy en un momento de promoción, y en ese caso lo que está en el centro no soy yo, sino la película en cuestión.
¿Qué lugar ocupa la moda en tu vida?
No sigo las tendencias, pero me divierte. Aprecio mucho el trabajo creativo que hay detrás, en constante evolución. Y valoro cómo puede permitir a una persona expresarse mediante cómo viste, y que eso pueda retar a la mirada imperante.
Si abriéramos tu armario, ¿encontraríamos orden o caos?
Cada vez hay más orden, y le dedico un espacio más pequeño al "rincón del caos", que lo tengo.
¿Y cuál es tu relación con Dior?
Le tengo mucho cariño a Dior por la persona que me he encontrado detrás, que es Karen Azzinnari, su directora de comunicación en España. Al final, la relación con una marca o con cualquier empresa se traduce a las personas que la conforman. Ella es alguien que en mis inicios siempre me tendió la mano, cuando justo estaba descubriendo el universo de la moda ligado a mi profesión. Por eso estoy muy agradecido a ella y a Dior por haberme acompañado durante todos estos años.
¿En qué momento te sientes más tú?
Me siento más yo cuanto menos estoy pensando en mí.







Por Magdalena Fraj
Estilismo Sandra Escriña
Fotos Félix Valiente
Créditos
Peluquería y maquillaje:
Wild Van Dijk.
Asistente de fotografía:
Germán Arbós
y Luis Spinola.
Producción:
Victoria Mouriño.
Diseño y maquetación
del contenido:
David Carrión.