Hacer nuevos amigos cuando somos adultos, especialmente después de los 30, puede resultar un verdadero desafío. Las exigencias laborales, las responsabilidades familiares y las rutinas diarias dejan poco espacio para actividades sociales espontáneas. Además, con el paso del tiempo, nuestras amistades van cambiando. Como resultado, los adultos se encuentran con un círculo social cada vez más reducido y menos oportunidades para formar nuevos lazos. Un estudio reciente confirma que las nuevas amistades pueden mejorar nuestra empatía y reducir el estrés y en este contexto, Alison Wood Brooks, profesora en la Harvard Business School, ofrece una solución práctica y accesible para superar estos obstáculos, asegurando que la clave está en poner el foco en las necesidades de los demás.
La dificultad de hacer amigos en la adultez
Al llegar a la adultez, las circunstancias cambian. Las amistades de la universidad o los compañeros de trabajo pueden dispersarse por diferentes motivos: mudanzas, cambios de vida o nuevas prioridades. Esto deja a muchas personas buscando nuevas relaciones, pero, al mismo tiempo, con menos oportunidades para conocer gente. Las interacciones sociales suelen limitarse a momentos específicos, como reuniones laborales o eventos familiares, lo que dificulta la creación de nuevos vínculos.

Un estudio reciente de la Universidad de Virginia (EE. UU.) ha demostrado que hacer amigos a cualquier edad no solo es posible, sino también beneficioso para nuestra salud emocional. Las investigaciones indican que establecer nuevas amistades incrementa nuestra empatía, lo que mejora la conexión con los demás y reduce el estrés. Sin embargo, el psicólogo social Jonathan Haidt sostiene que el verdadero desafío es que muchos adultos no saben cómo iniciar nuevas amistades, lo que puede llevar al aislamiento.
El enfoque de Alison Wood Brooks: poner atención al otro
Alison Wood Brooks, experta en psicología social, propone una solución práctica para superar estos obstáculos. Según ella, lo más efectivo al hacer amigos es centrarse en las necesidades del otro, en lugar de solo enfocarnos en lo que necesitamos de una amistad. "Cuando buscas hacer un amigo, debes pensar en lo que es gratificante para esa persona al tenerte en su vida", sugiere Brooks. Este enfoque de "dar antes de recibir" facilita la creación de vínculos genuinos.
Para hacer nuevos amigos de forma efectiva, Brooks recomienda dos pasos fundamentales:
- 1. Descubre los intereses de la otra persona: uno de los primeros pasos para iniciar una amistad es conocer qué actividades le apasionan a la otra persona. Si tu futuro amigo es amante del cine, una invitación a ver una película que ambos disfruten puede ser el comienzo de una buena relación o si le interesa el arte, una visita a una exposición.
- 2. Encuentra tiempo que se ajuste a sus horarios: la vida adulta está llena de compromisos y, a menudo, el tiempo es escaso. Si sabes que tu futuro amigo tiene una agenda apretada, busca actividades que se ajusten a su rutina. Un almuerzo mensual o una videollamada regular son formas efectivas de mantener la relación sin sobrecargar la agenda de ambos.
Brooks también destaca que no se trata solo de hacer nuevos amigos, sino de mantener las amistades a largo plazo. Las interacciones superficiales no son suficientes para construir relaciones duraderas. En un mundo donde las responsabilidades cotidianas son abrumadoras, las amistades más profundas se basan en la confianza, el apoyo mutuo y la calidad del tiempo compartido, más que en la cantidad de encuentros.
Beneficios de tener amigos en la adultez
El simple hecho de hacer nuevos amigos puede tener beneficios profundos para nuestra salud emocional y mental. Las amistades pueden proporcionar un espacio seguro para expresarse, aliviar tensiones y compartir experiencias que enriquezcan nuestra vida. La necesidad de conexión humana no desaparece con los años, por lo que nunca es tarde.

Y es que en esos momentos de estrés o dificultades emocionales (habituales durante la adultez), contar con un amigo cercano puede ser fundamental. Alison Wood Brooks subraya que, en situaciones difíciles, como la depresión, un amigo puede ofrecer un soporte terapéutico importante. Gestos sencillos, como preguntar "¿Cómo puedo ayudarte?" pueden ser muy poderosos para fortalecer la relación.
Hacer amigos nuevos después de los 30 no tiene por qué ser una tarea imposible. Si bien es cierto que las exigencias del trabajo y la familia a menudo limitan el tiempo, con paciencia y dedicación, es posible encontrar nuevas amistades que aporten valor a nuestras vidas. Al centrarse en los intereses y necesidades de los demás, y estar dispuestos a hacer pequeños ajustes en nuestra rutina, podemos construir relaciones sólidas y duraderas que mejoren nuestro bienestar.