Desde que su relación se hiciese pública el pasado mes de marzo de 2020, Íñigo Onieva y Tamara Falcó han protagonizado miles de titulares en las principales cabeceras de prensa rosa. Y no, no todo han sido idílicos posados ni momentos felices, el empresario y la celeb se han enfrentado a numerosas polémicas, a cada cual más suculenta. Sin lugar a dudas, la supuesta infidelidad que Onieva cometió en la edición del 2022 del Festival Burning Man ha sido la noticia que más debates ha ocupado en sus más de cuatro años de romance y uno de matrimonio, pero la sombra de las terceras personas ha vuelto a aparecer. Según contaron en Ni que Fuéramos Shh... Onieva hizo algo extraño la noche de San Valentín. En el citado programa detallaron que distintos testigos que paseaban cerca del NH Collection Madrid Eurobuilding vieron cómo el marido de Falcó se echaba a correr después de que lo pillaran saliendo del hotel pasadas las 22 horas. "Una de las personas con las que yo iba lo vio correr, y otra persona se levantó corriendo para ir tras él. No hubo forma de cogerlo y lo perdimos de vista. Corría dentro del hotel y se dirigía a la zona de los ascensores que dan a las habitaciones, y allí desapareció", subrayó uno de los testigos. Evidentemente, este movimiento generó gran polémica, ya que todo apuntaba a que Onieva quería esconder algo.
Tras las infinitas suposiciones a raíz de este hecho que tuvo lugar el 14 de febrero, el día 20 Falcó aparecía ante los medios para desmentir cualquier rumor. "Le pedí a Íñigo que no trajera prensa a nuestra cena de San Valentín porque también venían unos amigos y como no lo conseguía se metió en el hotel", explicó la hija de Isabel Preysler. "Salió de allí corriendo y cenamos en un restaurante y después volvimos los dos, pero no sé por qué no me vieron a mí en el coche", añadió en su discurso. De este modo, entendemos que el madrileño se escondió en el hotel durante un buen rato para dejar a un lado el acecho de las cámaras, pero lejos de lograr alejar a los paparazzis, tan solo consiguió que nacieran nuevos rumores. En pocas palabras, Falcó justificó a su marido y dijo que "no hay crisis ni nada". Pese a que la propia Tamara desmintiera las teorías conspirativas, la prensa no tuvo suficiente y los flashes siguieron ayer a la pareja, que disfrutó de una plácida comida en un conocido restaurante de la capital.
Con semblante tranquilo, Falcó sonreía a las cámaras, mientras que Onieva no parecía tan contento. Dejarse ver juntos a la salida de un restaurante es un movimiento estratégico, así que todo apunta a que la pareja ha querido ser fotografiada para acabar con todo rumor viviente respecto a una posible crisis entre ellos. Más allá de las noticias del corazón que rodean a este matrimonio, nosotras no podemos evitar fijarnos en la elección estilística de Falcó, una de las musas de estilo de las pijas madrileñas.
Clásica, pero con un ligero toque moderno, el ADN de Falcó la une con la moda de forma muy íntima. Ayer el sol brillaba en la capital y las temperaturas eran bastante cálidas para tratarse de pleno mes de febrero, así que Tamara se decantó por un outfit informal estupendo para un domingo relajado. Una sudadera de color crema, un vaquero de corte recto y una gabardina ligera teñida de beige fueron la base de un look casual con el que jugar con los accesorios.
Cuando dibujamos un estilismo minimalista, los complementos son los encargados de subir el nivel. Falcó protegió su cuello del frío con un discreto pañuelo de seda, al igual que cubrió sus ojos con unas gafas de sol negras. A los pies, unas botas de tacón alto y cuadrado, un calzado con el que ganar altura sin apenas notarlo. Pese a que todos estos accesorios merecen nuestra atención, el bolso se coronó como el detalle estrella.
Sí, la Isabel Preysler y Carlos Falcó defendía uno de los bolsos por los que toda cayetana suspira. En concreto, hablamos de un diseño de la firma de moda neoyorquina Ulla Johnson. Su icónico bolso Adria Pleated Wave es una obra de arte hecha con piel de becerro y Tamara lo adora tanto como nosotras. "Está hecho con múltiples tiras de cuero cosidas entre sí y luego rematadas con bordes pintados, lo que acentúa la belleza de las olas", señala la marca, a lo que añade que está "adornado con herrajes de latón antiguo". Un accesorio valorado en 970 euros que se sitúa en el punto medio perfecto entre lo atemporal y lo chic.
Otros bolsos que son joyas eternas
Bolso saca de ante y cuero con asa para llevarlo al hombro y bandolera ajustable y extraíble, modelo Tangoso de Sandro. Precio: 385 euros.
Bolso de hombro estructurado con pliegues, cierre mediante cremallera en media luna, bolsillo interior con cremallera y bolsillo parche, modelo Tresser de Simorra. Precio: 228 euros.
Bolso mediano de piel con forma de luna. Su diseño curvado es perfecto para llevar lo esencial con estilo, cuenta con dos asas anchas (corta y larga) para poder llevarlo cómodamente tanto al hombro como bandolera, modelo Coney de Mercules. Precio: 235 euros.
Bolso de cuero con acabados al corte y bordes pintado a mano, cierre metálico, interior de tela y bolsillo interno, modelo Anette de Gabuteau. Precio: 330 euros.
