Kate Moss se consolida como diseñadora estrella en Zara con su nueva colección

Kate Moss vuelve a colaborar con Zara en una colección que nos traslada al pasado con prendas con esencia vintage.
La nueva colección de Zara x Kate Moss esconde auténticas joyas

Con una carrera que ha moldeado el concepto de “it girl” desde los años 90, Kate Moss continúa sorprendiendo a la industria con su faceta como diseñadora. Su segunda colección para Zara primavera-verano 2025, en colaboración con la estilista Katy England, no solo confirma su habilidad para reinterpretar las tendencias con un ojo experto, sino que amplía su visión con una propuesta masculina en la que también ha participado Bobby Gillespie, líder de Primal Scream. La inspiración parte de los archivos personales de Moss, que ha rescatado joyas vintage de tiendas de segunda mano y boutiques de todo el mundo, reimaginándolas para una nueva generación. El resultado: una colección profundamente personal, impregnada de nostalgia, sofisticación y libertad estilística. Moss no solo viste el presente: lo diseña. Y lo hace con una narrativa visual poderosa que mezcla rebeldía, autenticidad y elegancia británica.

Una colección con sello personal y espíritu libre

La nueva propuesta de Moss para Zara condensa su estética atemporal en prendas clave que evocan su estilo inconfundible: relajado, sensual y siempre con una pizca de provocación. Desde el vestido floral de aire bohemio —heredero natural de sus célebres colaboraciones con Topshop— hasta conjuntos de seda inspirados en las noches londinenses de los años 2000, cada look respira el ADN Moss. Los bralettes de piel, los flecos y las botas Go-go hablan de su influencia en la moda festivalera, mientras que los trajes fluidos apuestan por una silueta más depurada y sobria.

Las texturas elegidas —seda, algodón lavado, cuero suave— revelan un interés particular por lo sensorial, por cómo se siente la ropa sobre el cuerpo. Y eso no es casualidad: Kate ha insistido en crear piezas que se adapten a distintos cuerpos y momentos, sin perder autenticidad. "Queríamos que cada prenda contara una historia", ha dicho en entrevistas. Y en efecto, lo logra.

El giro inesperado: moda masculina con alma de rock

Uno de los aspectos más comentados de esta colección es la incursión en moda masculina, firmada en colaboración con Bobby Gillespie. El vocalista de Primal Scream ha traducido su estilo rockero en prendas que mezclan referencias glam y tailoring relajado: blazers fluidos, camisas de seda estampadas y pantalones de tiro alto. Una cápsula con el sello de la irreverencia estética que siempre ha conectado a Moss con la música.

Este diálogo entre moda y rock no es nuevo en la carrera de Kate Moss, pero sí es la primera vez que se materializa en una propuesta tangible para el gran público. Y funciona. La ropa fluye con la misma naturalidad con la que su vida ha inspirado generaciones.

Una campaña que fusiona legado y futuro

La campaña de lanzamiento, firmada por el dúo Mert & Marcus, capta con maestría esa ambivalencia entre lo clásico y lo moderno. Las imágenes, en blanco y negro y a color, presentan a Lila Moss —hija de Kate— como rostro central, marcando una especie de traspaso de antorcha generacional. Ella no solo posa: representa la evolución de un legado estético que no pierde vigencia.

Los escenarios, minimalistas y atemporales, potencian el carácter narrativo de las prendas: no se trata solo de moda, sino de actitud. Y con Lila al frente, Moss reafirma una visión de la feminidad que no se encasilla ni se repite.

¿Dónde y cuándo conseguir la colección?

A partir del pasado 9 de junio, la colección estará disponible en más de 120 tiendas físicas de Zara en todo el mundo, así como en su web. Una oportunidad única para quienes deseen hacerse con piezas que combinan diseño de autor, sensibilidad vintage y versatilidad contemporánea.

Además, el carácter limitado de muchas de las prendas promete que esta colección será tan deseada como la anterior. Con precios accesibles y una dirección creativa cuidada al milímetro, Zara vuelve a demostrar que el lujo asequible, cuando está bien ejecutado, puede tener el mismo impacto que una pasarela de París.

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