En la cúspide floral: descubrimos uno de los secretos olfativos de Chanel

Se ubica en el sur de Francia, en Grasse, tierra de cultivo de algunas de las flores más preciadas de la 'maison' para la concepción de sus perfumes.
Chanel perfumes

La Costa Azul francesa alberga en su corazón la “capital mundial del perfume”. Nada menos que Grasse, tradicionalmente conocida por el trabajo artesanal en cuero, cuyo clima y tierra propician desde hace décadas el cultivo de flores. Es allí donde Chanel cuida y desarrolla, en asociación con la familia Mul desde 1987, cinco especies florales que cobran un protagonismo especial en sus perfumes: el jazmín, el iris, el nardo, el geranio y por supuesto la rosa, que cubre seis de las treinta hectáreas totales. Un cultivo que, además de garantizar una calidad óptima, se esmera en celebrar el ecosistema desde sus inicios. “En aquella época, a nadie le interesaba replantar jazmín, así que llevamos a cabo un estudio científico para encontrar un portainjertos viable, dejando de lado a la industria al controlar todos los agentes de la cadena productiva, desde el cultivo de la planta hasta su extracción” según Jacques Polge, quién propició la colaboración y dio paso a su hijo, Olivier, actual nariz de Chanel y autor de fragancias como Gabrielle o Boy.

Un proceso meticuloso

Un proceso meticuloso - Chanel

En la inmensidad de sus parcelas, los cinco sentidos se entrecruzan. El halo es sutil y ligero. Acaricia la nariz, sin abrumar. Pero su impacto es también visual. El rosa en su estado puro viste la inmensidad. Los pétalos de las flores sorprenden por su suavidad, apelando a una recogida de maestría milimétrica. Durante tres semanas al año, los recolectores, divididos en tres grupos para cubrir los siete días de la semana, realizan gestos precisos para llenar sus delantales de flores recién abiertas. “Nuestro objetivo es recolectar esta flor en su estado más avanzado para evitar perder su olor y llevarla, tras su recogida, lo más rápido posible a la manufactura (creada en 1988) para empezar con el proceso de extracción de la materia” comenta Fabrice Bianchi,yernodeJosephMul , quinta generación de la familia que colabora con la maison, y que ha desarrollado con el paso del tiempo técnicas que le han valido la certificación Haute Valeur Environnementale (HVE) (Alto Valor Medioambiental). Entre sus iniciativas, destaca un sistema de gota a gota en el subsuelo, que permite irrigar las plantas según sus necesidades, y el proceso llamado “Génodique”, que consiste en la emisión de frecuencias, percibidas como notas de piano por el humano, tres veces al día para favorecer la estimulación de las defensas inmunitarias de los rosales. El ecosistema se encarga de lo demás, incluso con dos obstáculos recurrentes como el pulgón y los hongos. Tal y como nos detalla la maison, “una vez recogidas, estasfloressereúnen en grandes sacos que se envían a la manufactura y se pesan antes de que las flores se marchiten y sean tratadas. Unavez pesadas, se reparten en cinco bandejas perforadas y apiladas unas sobre otras. Las flores pasan por tres baños sucesivos de disolvente, se mezclan ligeramente y después sesometenaaltastemperaturas. El disolvente se carga de principios aromáticos y convierte el olor en perfume. El concreto es la cera obtenida tras la extracción de las flores con los disolventes. Este concreto se almacena y, a petición del perfumista de Chanel, se transforma en absoluto: un líquido utilizado en las fórmulas de los extractos de Chanel N°5”, referencia olfativa de la maison. “Nos aseguramos de recolectar las flores en el mismo momento del año para que la fragancia permanezca inalterable” destaca Olivier Polge, quien también se plantea en un futuro el cultivo de una nueva especie de flor.

Un icono de la perfumería

Chanel - Chanel

Imaginado por Ernest Beaux en 1921, Chanel N°5 se aupó al rango de icono. Como incuestionable precursora, “Gabrielle Chanel se dio cuenta de que el olor de un perfume podría ser una expresión de su estilo” recalca Olivier Polge. ¿Sus principales protagonistas? La rosa de mayo y el jazmín, sublimados por los aldehídos menos esperados, que le brindan un aroma único y reconocible entre mil. En 1986, Jacques Polge amplió su visión olfativa con el Eau de Parfum . Una versión que desde entonces no deja de reinventarse sin perder su esencia, con ediciones tan espectaculares como Ask for the moon, lanzada en 2021 con motivo del 100 aniversario de la fragancia. Fragancia que, cada año, nace de las miles de flores que ilumina el sol de la Provenza para seguir haciéndonos soñar.

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