Cada vez es más habitual que los deportistas incluyan en su rutina actividades como la natación, y esto se debe a que es uno de los deportes más completos y aptos para cualquier edad o condición. Si te duele la espalda y quieres fortalecerla, si quieres perder peso y no te motiva nada ir al gimnasio o si sientes el cuerpo agarrotado por estar tantas horas delante del ordenador, son motivos suficientes para tirarte a la piscina y empezar a nadar. Juan Vélez Reznak, licenciado en ciencias de la actividad física y del deporte, profesor de natación y fisioterapeuta del Centro Assari, nos cuenta cuáles son las pautas a seguir más importantes.
- “Es una actividad física libre de impacto, por lo que no perjudica a las articulaciones y huesos”.
- “Al nadar, utilizamos la mayoría de los músculos del cuerpo e involucramos todas las articulaciones con movimientos globales y amplios. De esta manera, aumentamos la flexibilidad y elasticidad de todos ellos”.
- “Como en toda práctica deportiva, activamos el metabolismo y quemamos un gran número de calorías”.
- “Al practicarse en medio acuático, existen dos ventajas muy importantes: la mejora del sistema respiratorio y el aumento de la capacidad pulmonar y, a su vez, de la circulación sanguínea y linfática, debido a la presión ejercida por el agua sobre el cuerpo”.
- “Por último, un beneficio destacable de la natación, a diferencia de muchas actividades deportivas que se centran en una sola parte del cuerpo y de forma unilateral, es que es un trabajo global en el que involucramos por igual ambos lados del cuerpo: miembros inferiores y superiores”.
“En la natación es muy importante el trabajo de la respiración y la flotabilidad. Son los primeros aspectos a trabajar para lograr autonomía y poder desplazarnos por el medio acuático sin mucha fatiga”.
“No es necesario estirar antes nadar, pero sí es recomendable realizar un calentamiento. Este puede llevarse a cabo fuera del agua o incluso dentro del medio acuático haciendo unos largos de intensidad baja”.
“Esta práctica deportiva es adecuada para todo el mundo, pero las personas con patologías óseas serán las que más se beneficien. Su bajo impacto favorece a personas con procesos degenerativos como la artrosis”.
“La natación nos ayuda a trabajar dos parámetros: la fuerza y el cardio, todo dependerá de las prioridades en la sesión de entrenamiento. Para un trabajo de fuerza, se utilizan materiales como palas y aletas, y para un trabajo de cardio, haremos variaciones en la intensidad y en la velocidad de nado”.
“Los dos estilos más recomendables para nadar con alguna patología, son crol y espalda. Tanto la mariposa como la braza, en el caso de tener problemas en la columna vertebral, son desaconsejables, al igual que si sufrimos lumbalgias o cervicalgias. Por otro lado, si existiese una lesión de rodilla o de cadera, la braza no sería un estilo conveniente por su patada”.
“Siempre es bueno combinar tu práctica deportiva. En este caso, un buen complemento de la natación sería el trabajo de fuerza, con circuitos globales que trabajen todo el cuerpo. Yo personalmente, recomiendo un entrenamiento funcional, saliendo de los clásicos más analíticos”.