La idea de fotografiarlas juntas nació de una escena cotidiana, de esas que acaban marcando el rumbo de las cosas. Fue en mayo, durante un viaje a Nueva York. Quedé con Lorena Durán (Sevilla, 1993) para ponernos al día y, al poco de llegar, apareció también Nuria Rothschild (Madrid, 1998). Las dos compartían piso mientras trabajaban en la ciudad, en pleno ritmo de castings, sesiones y maletas.
Esa tarde, entre confidencias y planes imposibles, las observé reír y terminar las frases de la otra con una naturalidad que solo tienen las amistades verdaderas. "Qué buena idea sería retratarlas juntas", pensé. Pasaron los meses. Entre viajes y agendas que rara vez coincidían, la propuesta fue tomando forma despacio. Hasta que, por fin, se dio.
Hoy, frente al objetivo, Lorena y Nuria se reencuentran no solo como modelos, sino como amigas que han crecido juntas en una industria exigente. Su complicidad es inmediata, ligera y transparente: basta con escucharlas para entender que su vínculo va mucho más allá de la moda. Hablan con ternura, se interrumpen, se ríen y se describen con una sinceridad que solo se reserva para quien se quiere de verdad.
¿Os acordáis de la primera vez que os conocisteis?
Nuria Rothschild: Sí, hace ya bastantes años, cinco o seis quizá. Creo que nos presentó Claudia o alguna de las chicas. Me acuerdo perfectamente de esa sensación de decir: "Vale, con ella me voy a llevar bien".
¿Qué fue lo que más os gustó a la una de la otra?
Lorena Durán: Yo soy muy de energía, y cuando conocí a Nuria sentí paz. Transmite tranquilidad, serenidad… y eso me atrapó. Es verdad que al principio no se abre mucho, necesita su tiempo, pero cuando la conoces de verdad es increíble. Ojalá todo el mundo tuviera una amiga como Nuria. No es de las que se entregan de inmediato, pero cuando lo hace, es para siempre.
N.R.: La primera impresión de Lorena fue que nos íbamos a llevar bien. Siempre la veía risueña, a su aire —yo también soy un poco así— y sentí que había una amiga en potencia. Desde el primer día me cayó bien, y sabía que si teníamos más contacto acabaríamos siendo muy buenas amigas. No me equivoqué. Se la veía con buen corazón, y lo confirmé enseguida. Es cariñosa y generosa, de las que te hacen sentir en casa.
OJALÁ TODO EL MUNDO TUVIERA UNA AMIGA COMO NURIA
¿Y hoy en día qué es lo que más admiráis la una de la otra?
N.R.: Admiro mucho lo luchadora que es Lorena. Es terca, en el mejor sentido. Hasta que no consigue algo, no para. En esta profesión hay que tener esa determinación. Da igual que sea difícil o que le digan que no, ella sigue. Y eso inspira: te recuerda que con esfuerzo todo llega.
L.D.: Yo diría que Nuria es una modelo diez. Ser modelo no es solo ser guapa, es tener carisma, disciplina, saber adaptarte. Ella lo tiene todo. Es trabajadora, profesional y con una energía muy bonita. Aunque estemos lejos y no nos veamos tanto como quisiéramos, sé que está ahí, que puedo llamarla y siempre va a responder. Eso vale mucho.
¿Qué manías os perdonáis mutuamente?
L.D.: Yo soy pura energía, muy nerviosa, y ella es todo lo contrario: soluta. A veces me desespera y le digo: "¡Venga, tía, espabila, que tenemos prisa!". Pero al final me baja, me calma, me centra. Creo que nos equilibramos muy bien.
N.R.: [Ríe]. Lorena no tiene muchas manías, pero hay una: la comida. Es muy picky, no le gusta nada que sea asiático, ni crudo, ni picante. En Nueva York era un drama, porque a mí me encanta probar sitios nuevos. Ella solo quería español o italiano, una tortilla, una pasta. Íbamos siempre a los mismos tres restaurantes.
¿Cómo os apoyáis cuando una tiene un mal día?
N.R.: Compensándonos. Si una está mal, la otra busca subirle el ánimo: salir a pasear, tomar el sol, ver una peli o simplemente hablar. A veces solo necesitas una perspectiva diferente y cariño.
L.D.: 100 %. Y también con rituales. Nos encanta encender un poco de palo santo o salvia, limpiar la energía. En casa siempre teníamos flores frescas. Me acuerdo de un ramo que nos duró muchísimo porque le hablábamos. Decíamos que las flores notaban la buena energía. Suena loco, pero funcionaba.
Si tuvieras que describir a Lorena en tres palabras, ¿cuáles serían?
N.R.: Impulsiva, cariñosa y poderosa.
¿Y a Nuria?
L.D.: Valiente, inspiradora y cariñosa.
¿Cuál es vuestro mejor recuerdo juntas?
L.D.: Es difícil elegir. Cuando pienso en Nuria, pienso en momentos felices: un día bailando, riéndonos a carcajadas, esa conexión sin necesidad de hablar.
N.R.: Coincido. Recuerdo algún festival divertidísimo. O cualquier noche en Nueva York, en algún sitio random, bailando o charlando hasta las tantas. Con ella puedo hablar de todo, sin límites. Son recuerdos que se te quedan grabados porque te das cuenta de que esa persona te entiende de verdad.
¿Cómo es trabajar o coincidir en una sesión con alguien a quien conoces tan bien?
L.D.: Es una maravilla. No se siente como trabajo, es todo fácil. Hoy todo parecía más una reunión de amigos que una sesión.
N.R.: Totalmente. Nos conocemos tanto que no hace falta decir nada. Nos entendemos con una mirada, y eso se nota en las fotos. Hay una confianza que hace que todo fluya.
¿Os dais consejos profesionales o preferís no mezclar amistad y trabajo?
N.R.: Hablamos mucho de trabajo. Siempre viene bien la opinión y la experiencia de una compañera que vive lo mismo que tú. Yo soy reservada, no suelo hablar de temas laborales con cualquiera, pero con Lorena sí, porque hay confianza y porque sabe de lo que habla.
L.D.: A mí me pasa igual. No le pido consejo a todo el mundo, pero a ella sí. Te da su opinión con honestidad y desde la experiencia.
¿Cuál ha sido vuestro mayor reto este año?
L.D.: Salir de mi zona de confort. Atreverme con cosas nuevas, tanto en lo profesional como en lo personal. Me he propuesto disfrutar más de los míos, pasar tiempo con mi familia y mis amigos.
N.R.: En lo profesional, he tomado varias decisiones importantes. En lo personal… amueblar mi casa, que está siendo un reto enorme [ríe].
¿Cómo imagináis vuestra amistad dentro de diez años?
L.D.: Te lo digo rápido: de por vida. Me imagino a las dos viejitas, sentadas en un banco, disfrutando, viendo cómo nuestras vidas avanzan. Deseo ser mamá y que los amigos de mis hijos sean los de Nuria.
N.R.: Estoy totalmente de acuerdo. Ahora somos muy buenas amigas y, en el futuro, seremos también una familia.
LORENA ES IMPULSIVA, CARIÑOSA Y PODEROSA

Vestido de tejido con efecto metalizado, de Inma Linares, y pendientes B.zero1 en oro rosa de 18 quilates con pavé de diamantes, de Bvlgari (22 200 €).







CONSIGUE EL 'LOOK' DE LAS MODELOS
1. Máscara de pestañas False Lash Effect Supreme (18,46€). 2. Gloss 2000 Calorie Lip Glaze en el tono 095 Soft Kisses (13,99€). 3. Iluminador bronceador Glow Framer (c.p.v.). 4. Gloss 2000 Calorie Lip Glaze en el tono 085 Floral Cream (13,99€). 5. Iluminador bronceador Glow Framer (c.p.v.). Todo, de Max Factor.
Por Magdalena Fraj
Estilismo Sandra Escriña
Fotos Miquel Cabello
Créditos
Modelos:
Nuria Rothschild (The Road Models)
y Lorena Durán (Angels Project).
Asistente de fotografía:
Nerea Rey.
Maquillaje y peluquería:
Wild Van Dijk.
Producción:
Victoria Mouriño.
Agradecimientos:
Hotel Hyatt Centric Gran Vía.
Diseño y maquetación
del contenido:
David Carrión.