Cómo usar (correctamente) los polvos matificantes

Los polvos matificantes son uno de los mayores logros del maquillaje, eso sí, si sabes cómo aplicarlos. Te contamos cómo usarlos correctamente, ¡no te lo pierdas!
Cómo usar (correctamente) los polvos matificantes

Pensados para acabar con los brillos que uses para aplicarlos es determinante: la Kabuki. Es perfecta para un retoque de última hora. Además, has de saber que los polvos sueltos suelen ser más ligeros, mientras que los compactos suelen aportar una mayor cobertura (una opción perfecta si quieres disimular las imperfecciones).

¿Cómo aplicarlos correctamente?

"Los polvos matificantes los utilizo de forma estratégica solo en algunas zonas del rostro", explica Cristina Lobato, maquilladora profesional. "Solo en aquellas zonas en las que pueda haber más conflicto de grasa y brillos: zona T. A veces los utilizo en las pieles más grasas o cuando hay que aplicar mayor producto en crema, en la zona de la ojera. En esta zona, sello con un poco de polvo, con muy poquita cantidad para que no se cuartee el corrector", añade la experta. Hay quien los usa en las mejillas para dar naturalidad al colorete o sobre las sombras de ojos y labios para fijar el maquillaje. Antes de aplicarlos directamente sobre tu rostro, recuerda pasarlos por el dorso de tu mano para quitar el exceso de producto. ¿Nuestra recomendación? Si buscas un resultado muy natural, aplica los polvos después de tu hidratantes o BB cream.

Cómo elegir los polvos matificantes

Para empezar, busca productos que mejor se adapten a tu tono de piel. Apuesta por unos polvos que no acartonen la piel ni provoquen un efecto excesivamente empolvado, ni antinatural. Es importante que el producto que proporcione al rostro un acabado mate y un confort de larga duración. Proporcionan al rostro un acabado mate y un confort de larga duración. Los productos oil-free son la mejor opción si tienes problemas de acné y los que contienen activos antiedad son perfectos para pieles maduras. ¿Nuestra recomendación? Si puedes, antes de comprar tus polvos matificantes, pruébalos con una muestra para comprobar cómo te quedan con luz natural. Lo ideal sería contar con dos tonos diferentes, uno más clarito para los meses más fríos del año y otro un tono más oscuro para el verano.

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