No hay espacio a la duda: el perfume es mucho más que la fragancia que escogemos para afrontar un día. Es algo así como el aura intangible que nos envuelve, define y proyecta una imagen completa. Un aroma puede reforzar una presencia elegante o, al contrario, restarle frescura sin que sepamos exactamente por qué. El olor tiene poder: se adhiere a la memoria y acaba formando parte del relato personal. En los meses fríos, cuando las notas se intensifican y el cuerpo pide fragancias más cálidas, conviene prestar atención a qué matices comunican vitalidad y cuáles añaden años de manera sin darnos cuenta.
Notas de un perfume que envejecen o añaden frescura sin quererlo
Hay acordes olfativos que, pese a su historia y sofisticación, pueden proyectar una imagen más madura. Ocurre con la nota de clavo, protagonista de muchas fórmulas clásicas. Su origen exótico, procedente de las islas Molucas, le da un aire especiado, cálido y algo medicinal. En pequeñas dosis aporta profundidad. Sin embargo, cuando domina la composición, recuerda a tocadores antiguos y a perfumes de otra época.
También la rosa intensa, densa y aterciopelada, evoca un registro más adulto. Su olor es inconfundible: romántico, ligeramente empolvado y profundamente femenino (en el sentido más tradicional de la palabra), pero en exceso puede restar frescura y naturalidad. Por último, el ámbar oscuro, con su carácter resinosa y su dulzura envolvente, tiende a generar una estela algo pesada, que muchas veces asocia inconscientemente a mujeres de más edad.
El regreso de la ligereza y la vitalidad olfativa
En contraposición, hay notas que rejuvenecen sin caer en lo adolescente. El higo verde, con su matiz cremoso y frutal, aporta una sensación jugosa que recuerda a piel limpia y tardes templadas. También la mandarina especiada, menos infantil que la naranja dulce, ofrece un punto cítrico y vibrante que ilumina cualquier fórmula. Por su parte, el cedro suave confiere estructura sin rigidez: su fondo amaderado, ligeramente seco, mantiene el equilibrio entre elegancia y energía. Estas tres familias olfativas reflejan el espíritu de la nueva temporada: aromas que hablan de dinamismo, piel cálida y naturalidad. En realidad, el secreto está en la proporción: el equilibrio entre dulzura y frescor define si una fragancia resulta actual o anticuada.
Tres perfumes con higo verde, mandarina especiada y cedro suave
Generation(s) de Ex Nihilo

Ideada por Nadège Le Garlantezec, Generation(s) de Ex Nihilo presume de un perfil afrutado, dulce y amaderado. Con una salida jugosa, chispeante e intensa de pera, pimienta rosa y incienso, el corazón late gracias al protagonismo del higo. Finalmente, el baile de sándalo, almizcle y haba tonka logra una composición cremosa, un tanto limpia y balsámica. El equilibro perfecto entre la energía del higo y la madurez de las maderas. El precio es de 280 euros en Isolée.
Mandarino di Sicilia deAcqua di Parma

En una línea más fresca y cítrico brilla Mandarino di Sicilia de Acqua di Parma. Este perfume se lanzó en 2024 y cuenta con una salida profundamente cítrica, aromática y verde de mandarina verde, naranja sanguina, bergamota y limón (lima ácida). Además, el petit grain y el spearmint fortalecen esa sensación de frescura. Para dar longevidad y un toque amaderado, en el fondo encontramos almizcle, cedro y pachulí. El precio es de 162 euros.
Tam Dao de Diptyque

Como broche de oro, un perfume para ocasiones especiales de otoño que rinde homenaje a los bosques asiáticos. Tam Dao de Diptyque fusiona notas amaderadoa, cremosas y especiadas de sándalo, mirto, aceite de palo rosa, ciprés, tomillo y cardamomo. Para hacerlo aún más otoñal, da protagonismo a la canela, el almzicle y el ámbar. El más nocturno de los tres es esta creación de Daniel Moliere. El precio es de 170 euros en Abanuc.