El universo olfativo es tan amplio que resulta casi inabarcable. Entre perfumes clásicos que evocan recuerdos familiares y composiciones vanguardistas que desafían las reglas, siempre hay algo nuevo que experimentar. En este paisaje creativo, surge una tendencia inesperada: las fragancias ahumadas, un territorio que intriga y fascina a partes iguales.
Lejos de limitarse al simple deseo de "oler bien", estas propuestas revelan un enfoque más profundo, donde las notas se convierten en lenguaje y transmiten emociones complejas que no buscan agradar a todo el mundo, dando vida a aromas que son sinónimo de lujo y poder. El humo, la madera quemada o el tabaco se elevan a símbolos de sofisticación, transformando el perfume en un gesto de diferenciación. Así que, amante de la perfumería, es hora de adentrarse en este mundo con carácter propio.
Todo sobre los perfumes ahumados, una tendencia al alza
El magnetismo del incienso
El incienso proviene principalmente de la resina del árbol de Boswellia, cultivado en regiones como Omán, Somalia o la India. Al quemarse, libera un humo aromático que históricamente se ha usado en rituales religiosos, pero en perfumería se aprovecha en forma de resina natural o extractos que aportan un carácter profundo y envolvente. Su olor es resinoso, seco, ligeramente cítrico al inicio y con un fondo balsámico que recuerda a la calidez de una iglesia antigua. En perfumería moderna, combina muy bien con maderas nobles como el cedro o el sándalo si se busca un efecto elegante, con notas ambarinas si se quiere mayor calidez, y con cítricos o especias cuando se pretende equilibrar su densidad y hacerlo más versátil.
El carácter rebelde del tabaco
El tabaco utilizado en perfumería se obtiene de hojas secas y curadas de la planta Nicotiana tabacum. Su aroma no es idéntico al del humo del cigarro, sino que evoca más bien la calidez de una hoja tostada, con matices dulces, melosos e incluso achocolatados. Su perfil olfativo se mueve entre lo seco y lo gourmand, dependiendo de la fórmula. En combinación con vainilla o haba tonka, resalta su faceta más cálida y adictiva, ideal para perfumes seductores. Unido a maderas oscuras o cuero, aporta un toque más serio y elegante. Si se mezcla con notas aromáticas como lavanda o hierbas, se logra un contraste más fresco y sorprendente, lo que lo convierte en una de las materias más versátiles dentro del universo ahumado.

El poder del abedul quemado en un perfume
El abedul, en concreto su corteza, se destila en seco para obtener un alquitrán que se utiliza en perfumería, conocido como “abedul alquitrán”. Esta materia prima es la responsable de aportar un acorde intensamente ahumado, con olor a cuero curtido, madera quemada y hasta un punto medicinal. Su carácter es potente y no suele usarse en grandes dosis, sino como matiz dentro de composiciones que buscan transmitir rudeza o sofisticación oscura. Al combinarse con resinas y bálsamos, se obtiene un efecto denso y nocturno. Por otro lado, si se une al ámbar o al almizcle, se suaviza su aspereza y gana sensualidad; mientras que con cítricos o especias se equilibra para hacerlo más llevadero, sin perder ese sello ahumado tan característico.
Perfumes ahumados con los que dar el primer paso
The Cobra and The Canary de Imaginary Authors

Este perfume narra una historia olfativa de viajes prohibidos y carreteras polvorientas. Su acorde ahumado proviene de notas de caucho y tabaco, acompañadas por matices de hierba seca y ceniza. En piel se siente transgresor, ideal para quien busca algo fuera del molde. Su precio es de 110 euros en All Yours, una inversión sensata para iniciar un romance con lo ahumado.
Smoke de Akro

Creación directa y sin concesiones, Smoke es un perfume que juega con la provocación de una calada profunda. Abre con hojas de tabaco intensas, continúa con la aspereza ahumada del abedul y se asienta en un fondo envolvente de benjuí y granos tonka. En piel es adictivo, con un efecto casi narcótico. Tiene un precio de 160 euros por 100 ml.
Black Afgano de Nasomatto

Considerado un clásico contemporáneo, Black Afgano es una oda a la oscuridad perfumística. Desde su salida con cannabis, davana y azafrán, hasta su corazón de café, tabaco y resinas, la fragancia construye un universo cargado de magnetismo. El fondo se enriquece con oud, incienso, almizcle y vainilla, creando una experiencia sensorial intensa, envolvente y profundamente ahumada. Alessandro Gualtieri firma esta obra de culto, disponible por 130 euros.