Volver a casa después de casi tres semanas fuera tiene algo especial, ¿verdad? Abrir la puerta y sentir ese primer golpe de olor que te envuelve es un placer difícil de igualar. Nada comparable a la frialdad de un hotel (por muy bonito que sea) o al aroma neutro de un apartamento de verano. Ese instante en el que todo vuelve a ser tuyo, donde cada rincón cuenta algo, es pura felicidad. Y sí, por supuesto las velas juegan un papel fundamental en esta ecuación.
No es ningún secreto que las fragrance lovers buscamos siempre que nuestro hogar huela bien. Yo no soy la excepción: adoro los sprays de ambiente y no concibo un día sin pulverizar un par de veces algunos de mis sprays favoritos como Caracas de Eleven People o Avocado Co-wash de Lush de sentarme a trabajar. Sin embargo, tengo que confesar que lo que más me conquista es la calidez de una vela. Esas velas que, incluso apagadas, se perciben con suavidad. Eso es exactamente lo que me pasó al regresar y toparme con la joya que me esperaba: una vela de Sézane que llevaba dos meses decorando el salón y que ahora ha conquistado mi olfato por completo.
La vela con la que adorarás volver a casa
Un aroma floral de lo más delicado
Hay velas bonitas y luego está Feu de Vie, la creación que convierte cualquier rincón en un espacio acogedor y lleno de matices. Se trata de un perfume floral almizclado que mezcla con maestría la suavidad del jazmín, la dulzura especiada del nardo y ese toque chispeante de ramitas de mandarina que aporta ligereza y frescura. El resultado es una fragancia elegante, que no empalaga para nada y que consigue quedarse en el ambiente durante horas.
Lo más fascinante de esta vela no es solo su aroma (que de por sí entra en la categoría de los mejores ambientadores para casa), sino la experiencia sensorial que proporciona. Basta con acercarse para sentir cómo las notas evolucionan: primero el punto cítrico, luego las flores blancas y, por último, esa base almizclada que aporta calidez. Además, Feu de Vie se presenta en un recipiente de cerámica esmaltada fabricado en Portugal, en un delicado tono rosa empolvado que encaja en cualquier espacio. Es minimalista, pero con carácter; discreta, pero con un guiño sofisticado que da un toque de color a decoraciones minimalistas. El precio es de 50 euros.
Otras velas que tengo en casa
Grazie de Acqua di Parma
Esta creación de Acqua di Parma presume de un aroma de lo más especial: el ylang-ylang despliega sus matices exóticos y cremosos, mientras la suavidad aterciopelada de los pétalos de rosa equilibra la composición con elegancia. De fondo, un contraste delicioso: la bergamota ilumina la fragancia con un toque cítrico y unos ligeros toques salados que despiertan la curiosidad del olfato. En este caso, el precio es de 75 euros.
