El mundo de la publicidad ha evolucionado mucho en los últimos años. Hemos pasado de anuncios estáticos en periódicos o vallas publicitarias a impresionantes campañas interactivas que engloban todos los canales: televisión, redes sociales, prensa digital... Las agencias de publicidad ahora se "pelean" por ser las más originales y rompedoras, a veces con cuestionables campañas y lamentables resultados.
Esto último es precisamente lo que cualquier ciudadano de Madrid podría pensar estos últimos días, porque desde hace poco las calles de la capital madrileña se levantan empapeladas con carteles llenos de cuestionables y polémicos mensajes.
"El fútbol femenino ni es fútbol ni es femenino", "Los jóvenes de hoy se quejan mucho y trabajan poco", "¿Para cuándo un día del orgullo hetero?", "¿Calentamiento global con este frío?" o "El psicólogo es para locos" son solo algunos de ellos.
Vamos, los típicos mensajes de cuñado que, por si estamos cansadas de escuchar en reuniones familiares o redes sociales, ahora tenemos encima que leer por nuestras calles. Lo que nos faltaba, desde luego.
Qué hay detrás de estos carteles "cuñados"
¿La sorpresa? Son una brillante campaña de publicidad que, si algún ciudadano enfadado y en desacuerdo con estos mensajes trata de quitarlos, descubrirá. Y es que cuando "rompemos" los carteles con mensajes arcaicos y casposos nos encontramos con el verdadero mensaje: un anuncio de la gama anticaspa de Kerastasé.
"Arrancando este cartel acabas de eliminar un comentario casposo. Desgraciadamente no podemos acabar con toda la caspa del mundo, pero sí con la de tu cuero cabelludo" reza el cartel al descubierto. Una auténtica vuelta de hoja que además de promocionar a la perfección los productos de la firma francesa, deja una moraleja y enseñanza al resto.