Se ha convertido en uno de los personajes del momento tras dar una segunda oportunidad al amor junto a Íñigo Onieva. El corazón de la socialité quedó completamente roto cuando se filtró un vídeo de su novio besándose con otra mujer, pero Tamara ha decidido apostar por el madrileño y retomar su relación. Cuando se produjo la ruptura, la joven pareja se iba a dar el 'sí, quiero', un plan que han decidido llevar a cabo el próximo verano. Falcó nació el 20 de noviembre de 1981, fruto del amor entre Isabel Preysler y el aristócrata Carlos Falcó. Desde entonces, hemos visto crecer a Tamara a través de las portadas de diferentes revistas, y la evolución de su armario es más que evidente.

Tamara Falcó siempre llamó la atención de los medios de comunicación por ser la hija más espontánea y atrevida de la reina de corazones. No se cortaba a la hora de hablar delante de los micrófonos desde que era pequeña. En esta imagen podemos verla con un look muy ochentero, manoletinas, vestido y diadema en tonos mostaza. Un estilismo muy habitual en las más jóvenes de aquella época. En la siguiente imagen nos encontramos una Tamara con un rostro muy adolescente, vestida con unos sencillos pantalones vaqueros, un jersey anudado a la altura de la cintura y una camisa blanca sin mangas. A día de hoy, parece casi imposible ver a la Marquesa de Griñón con la cara lavada y un estilismo tan casual.

Al más puro estilo spice girls vemos a Tamara cruzando un paso de cebra en la década de los 2000, cuando la tela vaquera estaba por encima de cualquier tendencia. Sandalias negra, falda midi vaquera y cazadora a juego, camiseta rosa con un divertido dibujo y un bolso muy colorido. Está claro que si abrimos el armario de la prometida de Onieva, es imposible que encontremos un look de este estilo.

En el año 2003 la Marquesa de Griñón asistió a unos premios de moda repleta de lentejuelas, lo más de lo más a principios de los 2000. Hace dos décadas Tamara escogía un vestido a la altura de la rodilla, de tirantes y lleno de lentejuelas, combinado con unos zapatos de tacón y unas medias en color negro, mientras sujeta en su mano derecha una cazadora para no pasar frío. Un diseño con el que probablemente no recorrería las alfombras rojas a días de hoy.

En esta imagen está prácticamente irreconocible. Tamara llevaba orgullosa este vestido midi de manga larga con estampados en tonos naranjas, azules y marrones, que combinó con unas medias semitransparentes y unos zapatos de tacón amarillos. La socialité se recogió el pelo en un moño bajo, algo que nos recuerda más a sus looks actuales, ya que suele lucir una coleta baja.

La socialité fue renovando su armario, y comenzó a decantarse por prendas mucho más elegantes y sofisticadas. El color de su pelo y la elección del maquillaje también han sufrido un gran cambio. Tamara decidió teñir su cabello de castaño claro durante unos años, aunque siempre se ha movido entre tonos negros y marrones. En cuanto al maquillaje, cada vez luce más natural, muy diferente al que vemos en la siguiente fotografía. La Marquesa posaba con este total black a juego con la sombra de ojos. En esta ocasión no escatimó a la hora de resaltar su mirada decantándose por la técnica del ahumado.

Lejos quedan ya estos diseños. A día de hoy, el estilo de Tamara Falcó a la hora de vestir se asemeja mucho más al de su madre. La socialité suele recurrir a tonos ocres o blancos, y acostumbra a llevar la melena recogida en una coleta baja, o bien el pelo suelto y natural. Respecto al maquillaje, es difícil ver a la novia de Íñigo con unos labios marcados o una mirada muy destacada, ya que suele recurrir a paletas de color muy naturales, sumándose al makeup no makeup.