En verano solemos dar paseos interminables, ya sea en la playa o en ciudad. Y precisamente caminar muchas horas bajo el sol no solo trae consecuencias en nuestra piel, sino también en nuestro calzado. Pero esto no tiene por qué ser algo negativo (o al menos no completamente), ya que obligarnos a mantener nuestro calzado limpio y en perfecto estado también en parte nos lleva a comprar menos.
Cada calzado requiere de un cuidado específico. Pero en esta oportunidad hablaremos de las protagonistas de la temporada - con permiso de las alpargatas- las reinas de todo, gracias a su comodidad y atemporalidad: las sandalias. Es que van bien con todas las prendas veraniegas de nuestro armario y además resultan muy prácticas para llevar en cualquier ocasión en días calurosos.
Paso a paso del mantenimiento y cuidado de las sandalias en verano
Sin embargo, no siempre es tarea sencilla mantener limpias y cuidadas a nuestras sandalias. La solución inmediata, casi siempre es remplazarlas por algún modelo actual, llenando nuestro armario de varios pares de zapatos sin ninguna necesidad. Con este paso a paso, le cogeremos el truco a su mantenimiento, para que nuestros modelos favoritos nos duren muchas temporadas.
Consejos de limpieza
- Una esponja.
- Agua tibia.
- Jabón suave (preferiblemente, sin productos químicos agresivos).
- Cepillo de dientes suave (opcional).
- Toalla o trapo limpio.
- Acondicionador de cuero o producto específico para el material de tus sandalias.
- Protector contra el agua o spray repelente de humedad (opcional).
Antes de comenzar, hay que procurarnos que las sandalias no tengan polvo o residuos superficiales. Si tienen arena o tierra adherida, golpéalas suavemente para deshacerte de todo el sucio. Como segundo paso, llenaremos un recipiente con agua tibia y agregaremos unas gotas de jabón suave. Mezclar hasta que se forme espuma.
Durante el tercer paso hay que humedecer la esponja en la solución de limpieza y frotar suavemente la superficie de las sandalias. Es importante prestar especial atención a las áreas en las que se acumula más suciedad, como las suelas y las correas. Si tus sandalias son de cuero, evita empaparlas y limítate a limpiar las áreas sucias.
Si tus sandalias tienen rincones difíciles de alcanzar o texturas rugosas, puedes usar un cepillo de dientes suave para limpiarlos con cuidado. En el cuarto y último paso, después de quitarles todo el jabón, con una toalla o un trapo limpio secar las sandalias suavemente. Si son de cuero, evita la exposición directa al sol o fuentes de calor, ya que esto puede dañar el material.
Consejos de mantenimiento
- Después de cada uso, límpialas suavemente con un paño húmedo para evitar que queden sucias. Si las sandalias están hechas de materiales como cuero o tela, utiliza un limpiador específico para mantenerlos en óptimas condiciones.
- Guárdalas en un lugar fresco y seco. Evita exponerlas directamente a la luz solar o a fuentes de calor, ya que esto podría debilitar los materiales y los colores.
- Si observas que alguna parte de tus sandalias está desgastada o dañada, no dudes en llevarlas a tu zapatero de confianza. Una reparación oportuna puede salvar tus sandalias y evitar que compres más pares sin ningún motivo esencial.
