¿Es la vida de las modelos una pesadilla?

Una aspirante a modelo cuenta cómo fue su propia experiencia con una prestigiosa agencia y no es nada positiva.
¿Es la vida de las modelos una pesadilla?

Lonnie Parker es una joven a la que, como a muchas otras modelos, un cazatalentos paró un día por la calle y le dio su tarjeta. Fue en un centro comercial de Florida en 2007, cuando ella tenía 18 años, y el hombre que se le acercó era un representante de la prestigiosa agencia Elite Model. Pero lo que iba a ser su sueño se convirtió en una pesadilla, o eso ha desvelado a la web xoJane.

La joven ha contado ahora su historia para concienciar sobre cómo es realmente la vida de una modelo. Nada de glamour, fiestas y lujo, sino mas bien ejercicio constante y dieta para conseguir el canon de delgadez impuesto por las agencias. “Mi vida consistía en correr, hacer abdominales, comer yogures edulcorados y pasar los días rodeada de cintas métricas, básculas y espejos”, afirma Lonnie.Y es que a la aspirante a modelo le obligaron a perder peso, ya que de otra manera no la aceptarían en la agencia. En concreto, le dijeron que debía reducir 8 centímetros las caderas (medían 99, debían ser 91) en seis semanas. “Estaba demasiado delgada. Me sentía poco atractiva. Un lugar donde ponen mayor énfasis en la apariencia que en la calidad de la vida no merece la pena”, ha contado ahora.

¿Es la vida de las modelos una pesadilla?

Lonnie consiguió su objetivo y a las seis semanas estaba en un campamento de aspirantes a modelo en Nueva York. El primer día practicaron yoga (la clase fue grabada en vídeo y colgada en la red); el segundo apareció Karlie Kloss para enseñarles cómo se mueve una modelo y la forma de caminar que debían adoptar sobre la pasarela; otro, les pusieron una camiseta de la agencia (pequeña, ya que según los agentes “Las modelos deben usar tallas pequeñas”) y las hicieron salir a pasear por Central Park.Una vez terminada la experiencia, casi todos los días la joven recibía llamadas de su agente advirtiéndole de lo peligroso que era comer, ya que no podía subir de peso. Eso sí, su sueño como top model se acabó el día que volvieron a medirle y en la agencia decidieron que no cumplía con los cánones al ser, según ellos, “demasiado ancha”. Para ella, fue un alivio: “Quería que los días terminaran para poder comerme mis cereales por la mañana (…) Era una existencia aburrida”.

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