Este 2025, el vestido amarillo se posiciona como uno de los grandes protagonistas del armario femenino, desafiando a los clásicos de siempre con una propuesta llena de luz y carácter. Lejos de ser una tendencia efímera, esta prenda se impone como un símbolo de estilo optimista, capaz de transformar cualquier look con su sola presencia. Las firmas más influyentes han apostado por él en sus colecciones, presentándolo en una sorprendente variedad de cortes, tejidos y matices, que van desde el amarillo pastel más delicado hasta el vibrante tono cítrico. El amarillo se reinventa con cada silueta: lo vemos en vestidos vaporosos, versiones camisera, propuestas de fiesta y diseños con aires románticos. Ya sea en clave casual o sofisticada, el vestido amarillo irradia frescura, alegría y fuerza, conquistando tanto el asfalto como las pasarelas con una energía absolutamente magnética.
El renacer del vestido amarillo: el color del sol conquista la pasarela y el asfalto
Con la llegada de la nueva temporada, la moda escribe una nueva página cromática. Y este 2025, el amarillo —audaz, vibrante y lleno de vida— reclama su trono como protagonista absoluto del armario femenino. Si durante años el negro ha sido el comodín infalible y los tonos neutros, los reyes del minimalismo, hoy es el amarillo quien roba el foco con su magnetismo innegable. Desde el amarillo mantequilla más sutil hasta el mostaza más profundo y sofisticado, este tono se instala como una oda a la vitalidad.

Históricamente ligado a la alegría, la energía y la creatividad, el amarillo tiene algo de terapia visual. Esta temporada, las pasarelas lo han confirmado: firmas como Carolina Herrera, Valentino o Jacquemus han apostado fuerte por él, declinándolo en siluetas diversas que van desde lo estructurado hasta lo vaporoso. Porque el amarillo, más que un color, es una declaración de intenciones. Perfecto para transmitir seguridad y pisar fuerte allá donde vayas.

Un vestido, mil posibilidades
El nuevo vestido amarillo se adapta a todos los estilos y cuerpos con la misma elegancia con la que ilumina la silueta. Para quienes buscan sofisticación, los diseños de satén con escote palabra de honor y faldas voluminosas ofrecen un look de alfombra roja —literal o metafóricamente hablando—. Prada ha sabido reinterpretar el glamour clásico con una sensibilidad contemporánea.

En clave urbana, los modelos de lino y algodón en tonos pastel ganan puntos como aliados del día a día. Marcas como Staud o Ganni proponen vestidos camiseros, minimalistas, fáciles de combinar y perfectos para sobrevivir con estilo a las temperaturas más altas. ¿Y para las almas románticas? El amarillo también se deja conquistar por el encaje, los volantes y las mangas abullonadas. Esos pequeños gestos de fantasía que hacen de un look algo inolvidable.
Combinaciones maestras para brillar
Aunque el amarillo puede parecer un color intimidante, la clave está en cómo se lleva. Para un resultado sobrio y elegante, los complementos en blanco roto, camel o negro funcionan como el contrapunto ideal. Pero si lo tuyo es jugar y experimentar, lánzate a los contrastes: el azul klein, el esmeralda o incluso el rosa fucsia crean combinaciones poderosas que gritan primavera a los cuatro vientos.

En los pies, triunfan tanto las sandalias joya como las alpargatas con cuña para looks más relajados. Y si hay un momento perfecto para un toque metálico, es este: el oro y la plata elevan cualquier vestido amarillo a la categoría de icono.
Del cine a las calles: un color con historia
No es la primera vez que el amarillo se convierte en objeto de deseo. Desde la inolvidable escena de Cómo perder a un chico en 10 días hasta los estilismos de gala de Emma Stone, este color ha protagonizado algunos de los momentos más icónicos del cine y la alfombra roja. Hoy, vuelve con más fuerza que nunca, pero con una mirada renovada: menos rigidez, más libertad, más actitud.

Este año, el vestido amarillo es mucho más que una prenda de moda: es una invitación a disfrutar del color, a romper con lo predecible y a reconectar con la luz, dentro y fuera. Porque en un mundo que a veces se empeña en ir de gris, vestir de amarillo es, sin duda, un acto de valentía.

Blake Lively
En el estreno de Pokémon Detective Pikachu, Blake se robó todas las miradas con un vestido amarillo de Retrofête con corte ajustado y drapeado, ideal para realzar su silueta en plena maternidad.

Rihanna
Aunque su bata de gala amarilla de Guo Pei en la Met Gala 2015 se convirtió en meme, también hizo historia en la moda. Fue una elección audaz, teatral y absolutamente inolvidable.

Amal Clooney
En la boda del príncipe Harry y Meghan Markle, Amal lució un vestido amarillo mostaza de Stella McCartney que se convirtió en uno de los looks más comentados del evento.

Michelle Williams
Su vestido amarillo de Vera Wang en los Oscar 2006 es considerado uno de los más icónicos de todos los tiempos, gracias a su corte romántico y su tono mostaza perfectamente combinado con labios rojos.