Acostumbrados a estudiar miles de dermis, los expertos de Kiehl’s han acuñado un nuevo término para las adictas a mimar su cutis. Amaya Solana, asesora de la firma, te da las pistas para que descubras si eres o no una auténtica cremaholic.
1. «Escuchas» a tu dermis. Ella sabe lo que necesita. Si cambian las condiciones ambientales (por ejemplo si hay un exceso de calefacción), te pedirá a gritos un cambio en tu rutina de cuidados. Así que eres de las que te acercas a tu asesora de belleza/dermatóloga/farmacéutica para que te diga cuáles son los cambios a aplicar. ¡A hidratar se ha dicho! Las texturas en mousse o gel suelen ser recomendadas para una piel mixta-grasa, mientras que las más secas piden ingredientes humectantes que contienen las leches limpiadoras o las nuevas fórmulas en aceite que son especialmente adecuadas para este tipo de pieles.
1. «Escuchas» a tu dermis. Ella sabe lo que necesita. Si cambian las condiciones ambientales (por ejemplo si hay un exceso de calefacción), te pedirá a gritos un cambio en tu rutina de cuidados. Así que eres de las que te acercas a tu asesora de belleza/dermatóloga/farmacéutica para que te diga cuáles son los cambios a aplicar. ¡A hidratar se ha dicho! Las texturas en mousse o gel suelen ser recomendadas para una piel mixta-grasa, mientras que las más secas piden ingredientes humectantes que contienen las leches limpiadoras o las nuevas fórmulas en aceite que son especialmente adecuadas para este tipo de pieles.
2. Sigues siempre el ritual de aplicación. No te despistas ni de día ni de noche. Limpias (con una doble limpieza si puedes ser), preparas, hidratas y nutres y además luego te maquillas con make up orgánico o natural. Eres toda una beauty expert. No sabemos si conoces este truco pero para mejorar la aplicación de tus productos coge con las yemas de los dedos una pequeña cantidad de crema, deposítala sobre el rostro y realiza movimientos de alisado ¡sin masajear! Así evitarás que se desplacen los tejidos. Si por el contrario lo que quieres es ver tu piel más enérgica o con más movilidad, masajea con energía, pero siempre hacia arriba y en movimientos circulares.
3. Tienes en cuenta las características de tu tez antes de elegir el limpiador. Las texturas en mousse o gel suelen ser recomendadas para una piel mixta-grasa, mientras que las más secas piden ingredientes humectantes que contienen las leches limpiadoras o las nuevas fórmulas en aceite que son especialmente adecuadas para este tipo de pieles.
4. Te alías con el poder del exfoliante. La piel necesita 28 días para renovarse pero, según cumples años, ese proceso se ralentiza. Tú eres de las que sabe que si una vez a la semana retiras las células muertas (no solo del rostro), tu dermis se mostrará más tersa y luminosa mientras las imperfecciones se irán difuminando.
5. Nunca ignoras al tónico. Porque aunque durante unos años fue el eterno olvidado tú has seguido fiel a sus beneficios. Sus poderes son inmensos. ¿El principal? Restablecer y reequilibrar el pH de la piel tras el limpiador. Además terminan de quitar la suciedad mientras refrescan y suavizan la dermis. Producen un efecto purificador sobre la piel, inigualable.
6. Optimizas el cuidado nocturno. Sabes que es parte fundamental del estado de tu piel. Las mascarillas leave-in (que te las puedes dejar durante toda la noche son un plus y lo sabes). Durante tus horas de descanso aumenta el riego sanguíneo, se oxigena la piel y así se favorece la absorción de activos. Antes de irte a la cama es el mejor momento para aplicar fórmulas más concentradas.
7. No olvidas el protector solar. El 90% de los síntomas de envejecimiento prematuro de la piel es obra del astro rey. Una fórmula con SPF es el mejor remedio para prevenir los daños en el ADN de las células. Así que eres de las que no permite asomar un pie fuera de casa sin una fórmula que contenga SPF o un protector solar al uso.