Marie Claire

Anorexia, presiones y desamores: las piedras en el camino de Victoria de Suecia

La primogénita de los reyes Carlos XVI Gustavo y Silvia de Suecia ha recorrido un camino repleto de dificultades.

Cuando Victoria de Suecia llegue al trono, no podrá decir nunca que ha tenido una vida fácil. Prácticamente desde su nacimiento se ha tenido que enfrentar a diversos escollos que han supuesto librar arduas batallas personales e institucionales. Esas dificultades empezaron a aflorar cuando tan solo era un embrión puesto que es hija del rey Carlos Gustavo, y la azafata alemana Silvia Sommerlath. Un matrimonio el suyo que no era bien visto en el país escandinavo por ser ella de origen plebeyo.

Su primer contacto con el mundo tuvo lugar un 14 de julio de 1977, una fecha en la cual imperaba la ley sálica en Suecia por la que se impedía reinar a las mujeres. El asunto era la mayor preocupación para los padres de Victoria puesto que los ginecólogos de Silvia le habían advertido que casi con total seguridad no podría tener más hijos. Es por ello que Carlos Gustavo luchó todo cuanto pudo por derogarla para poder abdicar el día de mañana en su primogénita. Y lo consiguió. Con lo que no contaba nadie y mucho menos él es con que su esposa se volvió a quedar embarazada, dando a luz a un varón de nombre Carlos Felipe. Con la ley anteriormente dicha a punto de ser aprobada, el Rey trató de deshacer sus pasos porque prefería que el heredero fuera su hijo, pero ya era tarde. Las grandes presiones recibidas hicieron que el Parlamento no atendiera a su petición y Victoria de Suecia se confirmó como la primera en la línea de sucesión al trono sueco.

La etapa escolar y académica de Victoria de Suecia tampoco fue sencilla. A sus problemas de anorexia se añadió la prosopagnosia, un trastorno neurológico muy de actualidad después de que Brad Pitt reconociera sufrirlo y que dificulta el reconocimiento del rostro propio y de ajenos ante el espejo. A eso había que añadirle la dislexia que le obligaba a acudir media hora antes a clase que sus compañeros para estar en la media del resto. La futura heredera al trono fue víctima de acoso escolar.

Con la mayoría de edad recién cumplida, Victoria juró la constitución. Se diplomó en francés en la universidad católica de Angers, en el país galo, justo antes de pagar el peaje por esos años de tanta tensión. La ansiedad hizo mella y derivó en trastornos de salud más graves, como la anorexia, hecha pública por la casa real sueca en el año 1997. Los Reyes buscaron ayudarla a superar todos estos problemas y qué mejor manera de hacerlo que alejarla del foco. Para eso la enviaron al extranjero, concretamente hasta Connecticut, donde cursó ciencias políticas en la universidad de Yale y trabajó en la ONU y en la Embajada de Suecia, sin olvidar sus prácticas con el ejército sueco.

Daniel, el nombre que marca la vida de Victoria de Suecia

Así se llaman los dos hombres que le han marcado a Victoria. El primero fue Daniel Collet, director de cine y con el que la sueca tuvo un romance de ocho años de duración. No llegaron a buen puerto, entre otras cosas porque llegó a su vida en un momento convulso. Al tiempo apareció Daniel Westling, empresario del fitness y a la postre entrenador personal de la duquesa de Västergötland. El primer obstáculo que se encontró fue la férrea oposición de su padre, el mismísimo rey de Suecia, pero ella luchó por su amor. Y ganó. Ambos contrajeron matrimonio el 19 de junio de 2010 en la catedral de San Nicolás de Estocolmo ante cientos de invitados. El vestido nupcial era del diseñador local Par Engsheden. Un look de novia que combinó con la diadema que había utilizado su madre para su boda con Carlos Gustavo. Estaba radiante. Años después llegarían al mundo sus hijos: la princesa Estelle, actual duquesa de Ostergotland en 2012 y en 2016 Oscar, duque de Escania. Desde entonces, son una familia feliz, no sin rumores de crisis por medio que la princesa ha despejado con contundencia.

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