Cada Nochevieja en España, tenemos como tradición comernos las doce uvas de la buena suerte a las 00:00 mientras vemos las Campanadas en televisión rodeados de nuestra familia más cercana. Pero hay otra costumbre muy extendida de la que muy pocos saben el origen: utilizar ropa interior o lencería roja para recibir el Año Nuevo.

Es muy habitual que días anteriores a Nochevieja, alguien de tu entorno -o tú misma- te regale un tanga, una liga, un sujetador e incluso unos calcetines de color rojo para que lo estrenes durante la última noche del año porque, según cuenta la leyenda, eso atraerá suerte para el año que entra.
Lejos de haberse comprobado científicamente si llevar lencería roja en Nochevieja consigue realmente darnos suerte o no, lo que sí sabemos es de dónde viene esta tradición española, y es de la Edad Media (desde el siglo V al XV). Durante esta etapa, la Santa Inquisición vetó el color rojo entre los ciudadanos, ya que esa tonalidad estaba asociada a la brujería, el demonio, el satanismo y las malas energías.

Sin embargo, las clases bajas consideraron que si conseguían recuperar el color rojo, quizás también podrían alcanzar la fortuna; ya que paralelamente, en otras partes del mundo, como en China, se empezó a asociar el rojo como un símbolo de buena suerte y poder que era capaz de atraer el amor, la seducción, la fuerza y el atrevimiento.

Por lo que la sociedad española más empobrecida de la época, comenzó a llevar siempre consigo el color rojo de manera oculta para no recibir un castigo -incluso pena de muerte- por la Santa Inquisición. Así que decidieron ponerse su ropa interior roja y, desde entonces, esta costumbre ha evolucionado hasta nuestros días, donde la utilizamos para entrar en el nuevo año con buen pie.