Hace años me fascinaban los perfumes dulzones, de esos con frutas rojas, vainillas comerciales y caramelos en versión líquida. Los llevaba a todas horas, convencida de que eran el summum de la sofisticación. Sin embargo, con el tiempo fui entrenando mi propio ADN y hoy huyo de cualquier acorde azucarado. Ahora me siento mucho más cómoda en el terreno de los perfumes amaderados, profundos, cálidos e incluso especiados, que aportan carácter sin caer en lo evidente.
Lo curioso es que, hasta hace poco, el aroma a limpio nunca me había resultado especialmente atractivo. Notas como el aldehído, el lirio o ciertos almizcles me parecían demasiado planos, incluso aburridos. Pero poco a poco he ido descubriendo sus virtudes y confieso que me gustan cada vez más, sobre todo cuando quiero llevar un perfume discreto, elegante y con el que oler bien en cualquier ocasión. Si hablamos de fragancias otoñales con ese punto limpio, me quedo con tres nombres propios que conocí en Pitti Fragranze y que me parecen apuestas seguras.
Tres perfumes que poca gente conoce con los que oler a limpio en clave otoñal
Per Sé de 27 87
La primera joya que me conquistó fue Per Sé de 27 87. Lo defino como un limpio sofisticado, porque no se queda en el cliché de colonia "impersonal". Su arranque combina aldehídos brillantes con hojas de violeta y pimientas (negra y rosa) que aportan un toque picante inesperado. Esa salida electrizante se calma en el corazón con lirio, bambú y notas florales delicadas que suavizan el conjunto. En el fondo, aparecen almizcles, raíz de angélica y ambreta, responsables de esa sensación cálida y envolvente que tanto me gusta en otoño.

La nariz detrás de la fórmula es Shyamala Maisondieu, y se nota su maestría en los contrastes. En mi piel, Per Sé huele a ropa recién lavada con un giro sensual, un aura limpia pero nada plana. Lo considero un diez para las que busquen perfumes con olor a limpio para aportar calma y paz al ritual de primera hora de la mañana. Su precio es de 250 euros por 87 ml en jcApotecari.
Le Musc & La Peau 4.1 de Pierre Guillaume Paris
Otra de mis debilidades de esta temporada es Le Musc & La Peau 4.1, de Pierre Guillaume Paris. Lo primero que llama la atención es su acorde de siete almizcles diferentes, diseñado para evocar el olor de la piel misma. Es cálido, íntimo y tremendamente adictivo. Me gusta porque funciona de dos maneras: como perfume en solitario, creando una segunda piel invisible, o como base sobre la que potenciar otras fragancias más intensas.

Además, está enriquecido con ylang-ylang, haba tonka, ámbar, cedro, romero y un toque de vainilla, ingredientes que le dan cuerpo y calidez. Es uno de esos perfumes amaderados (y duraderos) con los que perderás el sentido de lo rico que huelen. El frasco de 100 ml tiene un coste de 165 euros el frasco de 100 ml en Nadia.
Lazy Sunday de L’Eau Maliz
El tercer (y último) descubrimiento que incluyo en mi lista es Lazy Sunday, de L’Eau Maliz. Lo definiría como un viaje olfativo que empieza con un limón luminoso y evoluciona hacia un acorde de té negro muy profundo, acompañado de salvia blanca. Lo que más me sorprendió es cómo se funde con el cashmere, aportando esa textura suave que recuerda a un tejido suave acariciando la piel.

El fondo es más complejo y revela la faceta espiritual del perfume: almizcle blanco, incienso, mirra y benzoína se mezclan con el palo santo ardiente. El resultado es un aroma limpio con un punto místico. Aquí corroboré que el truco infalible para oler a limpio con cualquier perfume reside en combinar almizcle o cachemira con notas resinosas y maderas nobles. El frasco de 50 ml cuesta 160 euros en Linda Vuela a Río.