A partir de la biología y la naturaleza humana, a través del estudio pormenorizado de los factores que influyen en nuestro comportamiento —la herencia genética (nature), la educación o el estatus socioeconómico (nurture)—, la autora desmonta y denuncia las falacias de la llamada «ideología de género» con conclusiones rotundas cargadas de sentido común: «Las mujeres no somos víctimas; los hombres no son el enemigo». Un libro que ofrece una visión científicamente documentada, exhaustiva y controvertida, abogando por un feminismo libre basado en la razón, alejado de extremismos e ideologías divisiva

'Por qué no soy feminista': el capítulo en exclusiva
Este capítulo comienza con la siguiente cita textual: «El antifeminismo es la idea radical de que las mujeres tienen voluntad propia». Alice Flamingo.
Por eso no soy feminista. En nuestra sociedad, con sus contrapesos y legislaciones garantistas, el feminismo ya no es más que un movimiento victimista y excluyente presa de la funesta y antidemocrática ideología de género. Y la mayor demostración de que se ha convertido en una causa es que, cuando ha llegado el feminismo hegemónico al poder, ha permitido unas leyes injustas que ignoran ferozmente los derechos, las libertades y la presunción de inocencia de la mitad de los ciudadanos. Ya no es el feminismo que luchaba por los derechos y libertades de las mujeres en unos países lastrados por tradiciones obsoletas. Lamentablemente, se pasó de pedir justicia a ser injustos, y de exigir igualdad a exigir privilegios. La balanza se decanta tan exageradamente al otro lado que, felicitémonos o no, hemos conseguido que algunos hombres incluso piensen en cambiar su sexo registral sin ser trans. ¡Y decían que no pasaría! Qué ningún hombre querría vivir en la piel doliente de ninguna mujer. Igual que decían las feministas «cuarta ola» del Ministerio de Igualdad que la ley del «solo sí es sí» no rebajaría las penas de los delincuentes sexuales, también aseguraban que ningún hombre trataría de convertirse en mujer tramposamente porque las mujeres son el sector oprimido de la sociedad.
El feminismo ya no nos representa porque su feminismo irracional lleva decenios convertido en un conjunto de memes desligados de la realidad. Porque la ideología es una venda en los ojos y la de «género» es de las peores. Cuando en 2016 la Fawcet Society encuestó a 8 000 personas para ver cuantas se definían como feministas, solo el 9 % de las mujeres y el 4 % de los hombres británicos se declaró así. Y eso que todos los encuestados, y ellos incluso más, estaban a favor de la igualdad de género. ¿Por qué pasó? Juan Claudio de Ramón escribió un artículo que mereció el Premio David Gistau de Periodismo 2022 que puede explicarlo: Hay hombres y mujeres que saben que la brecha salarial existe, pero dudan de que la causa sea enteramente reducible a una discriminación por sexo; que quieren que el Estado proteja a las mujeres de una violencia que sufren en mucha mayor medida, pero no creen en explicaciones monocausales ni en asimetrías penales; que simpatizan con la mujer que denuncia, pero no hasta el punto de hacer la prueba prescindible; que piensan que el machismo de ciertos usos de la lengua no se extiende a la gramática y su sistema de formación del género; que hay lugares y momentos donde el piropo no es acoso; que comparten cargas domésticas como fruto del amor, no como imposición sindical; que están a favor de que el aborto sea un derecho, pero no creen aberrante dedicar recursos a prevenirlo; que están abiertos a debatir si hay modos de regular la gestación subrogada o la prostitución no denigrantes para la mujer; hay hombres y mujeres que saben que el límite entre cultura y biología es borroso, pero existe; que albergan reservas acerca de si toda desproporción equivale a discriminación y que, en suma, no ven machismo donde otros sí lo ven, y tanto si aciertan como si se equivocan merecen ser escuchados sin descalificativos ni excomuniones.
No podría estar más de acuerdo. Estamos en una época donde el racismo se combate con racismo y la discriminación por motivos de género se combate con discriminación por motivos de género. ¿De verdad creemos que fomentar el resentimiento no tiene consecuencias? ¿Cómo se supone que debemos inspirar a la próxima generación de hombres y mujeres para que tengan éxito y hagan una contribución positiva a la sociedad?

'Contra el feminismo'
Teresa Giménez Barbat