'Callejeros' o cómo vivir en la T1 de Barajas: "Me quitaron a mis hijos y caí en depresión"

Carmen es madre soltera de cuatro hijos y pasa días enteros sin comer para que ellos sí puedan hacerlo. Carmen solo quiere un trabajo para sacar a su familia adelante y dejar de vivir con la soga al cuello. 
callejeros

Ayer amanecimos con la gran noticia de que Callejeros había sido renovada por una nueva temporada. "Nunca te vas a sentir incómodo viendo Callejeros", decía hace unos días Nacho Medina, uno de los responsables del proyecto, recordado por su trabajo en el programa de Frank Cuesta, Frank de la jungla.

Y es que el secreto de Callejeros es precisamente ese, hacer que los temas incómodos dejen de serlo para poder arrojar un poco de luz a los problemas de la sociedad. En Neveras vacías, el último reportaje de esta temporada, emitido ayer en Cuatro, el programa muestra la realidad de las personas que pasan hambre en España. 

Los reporteros charlaron con el Padre Ángel, quien da desayuno cada día a decenas de personas. Llamó la atención de un jubilado que acudía a desayunar debido a que invierte toda su pensión en ayudar a su familia. "Antes los pobres no trabajaban, ahora los trabajadores también pueden ser pobres", decía el Padre Ángel, muy dolido con la situación actual del país. 

Colas infinitas en Valencia para conseguir un carro de productos básicos ofrecido por el Banco de Alimentos. Jubilados que no llegan a fin de mes y rebuscan en la basura algo que llevarse a la boca, almas caritativas que dedican su vida a ayudar a los demás y madres que se quedan sin comer por ver comer a sus hijos. Esto es el pan de cada día (cuando al menos hay pan) en un país del primer mundo en el que por desgracia, cada día somos más pobres.

"Por desgracia, la vida a nosotros se nos ha presentado así, vemos a alguien con un bocadillo y nos entran ganas de quitárselo. He estado 30 años trabajando en la hostelería y mira ahora", dice Paco, un hombre que lleva más de un lustro viviendo en la calle. 

Junto a su amigo, pasan el día buscando en los contenedores de basura, mientras por la noche, se calientan como pueden con cartones y mantas. Su amigo, cristalero de profesión, tiene más de 25 años cotizados, pero actualmente no recibe ninguna ayuda, por lo que se ve obligado a vivir en la calle.

Paco no puede evitar echarse a llorar recordando su situación: "Estoy hablando con un hombre de una iglesia evangelista a ver si puedo recuperarme porque estar en la calle te demacra, te envejece, te quita las ganas de vivir. Muchas veces dices ojalá me acostara y no me levantara porque para la mierda de vida que lleva uno...'"

Su compañero, por su parte, asegura que es muy duro dormir cada noche a menos 1 grado con un simple cartón. Además, afirma que sufren discriminación por parte de la gente que se cruza en su camino: "Te miran mal, agarran las cosas pensando que les vas a hacer algo, es muy doloroso".

Cuando no puedes cumplir los sueños de tus hijos

Otra de las grandes protagonistas de este reportaje es Carmen, una madre soltera de 4 hijos que hace malabares para llegar a fin de mes. Aunque cobra alrededor de 1000 euros gracias al Ingreso Mínimo Vital, Carmen asegura (y no nos extraña teniendo en cuenta como se está poniendo la vida) que le cuesta horrores sobrevivir en un mundo tan cruel.

"Yo lo hago todo sola, prefiero pasarlo mal y sacarme yo misma las castañas del fuego. Me muevo, voy a Cáritas, voy a la asociación Mujeres de acero, voy a Cruz roja. Si tu vas al super los niños quieren cosas, te las piden... Me da mucha lastima decirle a mis hijos siempre que no. Yo no quiero vivir del gobierno, solo quiero un trabajo", dice muy emocionada, mientras su hijo mayor confiesa que su madre es el gran pilar de su vida: "Es muy duro ver cómo hay días que ella no come para que comamos nosotros. Ha luchado mucho por nosotros y siempre se lo agradeceré".

Viviendo en la T1 de Barajas

Rosario lleva 7 años viviendo en su "rinconcito de la T1". Por la mañana recoge cartones para sortear el frío invierno. También va a la iglesia de San Antón para recibir su desayuno diario y tickets para poder ducharse. Por la tarde, intenta conseguir más comida. Rosario ha perdido la custodia de sus dos hijos y no recibe ninguna ayuda. "Soy de Huelva pero llevo muchos años en Madrid, mi familia está en prisión, otros tienen problemas mentales... No se hicieron cargo de mí de pequeña, mucho menos de mayor. Tengo 34 años y he vivido toda mi vida en centros de menores, luego estuve en prisión por traer cocaína de otro país. Fui adicta, hace tres años que dejé de consumir, lo dejé sola. Me retiraron la custodia de mis hijos, caí en una depresión y de ahí no salí". 

A pesar de todo, Rosario no pierde en ningún momento la sonrisa. Asegura que está acostumbrada a dormir en el suelo, pero sueña con recibir alguna ayuda para poder pagar una habitación: "Siempre digo que queda poco porque hay que ser optimista, pero nunca llega". 

Rosario no quiere que su historia quede en el olvido, por eso ha dado charlas en universidades para "concienciar a los jóvenes del mundo que trae la calle y las adicciones, para que no caigan en este mundo que me encuentro yo".

Recomendamos en

El dilema de Rosa: "Sé que si no soy madre, me voy a arrepentir"

Rosa se enfrenta a la difícil decisión que viven muchas mujeres diariamente, hacer un parón en su carrera para tener el bebé que desea. Los compromisos profesionales han retrasado sus deseos de maternidad y ahora a sus 43 años su salud puede estar en peligro. Rosa además solo tiene un riñón y su embarazo conlleva un peligro para ella.
  • Nuria Pascual