A sus 55 años, Judit Mascó sigue siendo uno de los rostros más admirados de la moda española. Elegante, cercana y con una trayectoria impecable, la modelo catalana ha sabido mantenerse vigente sin perder naturalidad. Pero más allá de la pasarela, también presume de un papel que le apasiona: ser madre de una gran familia que ha formado junto a su marido, Eduard Vicente, abogado y gerente del MACBA. Juntos tienen cuatro hijas: Maria, Paula, Romitha y Clara, ya todas mayores de edad.
Aunque ninguna de ellas ha seguido sus pasos en el mundo del modelaje —excepto un breve paso de Maria por las páginas de Glamour en 2016—, Judit mantiene una relación muy estrecha con ellas. Y de esa complicidad maternal surgen momentos tan divertidos como el que compartió recientemente en la Cadena SER, durante su participación en la sección Parejas de hecho del programa El Balcón, junto al músico Santi Balmes.
Del backstage al lenguaje Zeta: cuando Judit descubre el “cringe”
Durante la conversación, la modelo confesó que una de sus hijas le ha introducido en el vocabulario de las nuevas generaciones. La palabra en cuestión: “cringe”. “Esta siempre la dice una de mis hijas, y ahora acabo de llegar de Madrid y vi a un grupo de chicas jovencísimas que no paraban de usarla”, contaba entre risas.
Al oírla, Balmes acertó de inmediato, y Judit no dudó en reaccionar con humor y su ya característico desparpajo:
“¡Muy bien! Pero no se llama cringe, va hombre, no jodamos, Santi. Mira que eres gracioso, cringe”, dijo pronunciándola perfectamente en inglés.

A continuación, se animó a explicar su significado con precisión:
“Es incomodidad, vergüenza ajena. Hace cosita, ¿no? Es como hacerse pequeño… es repulsión, patético. Y no quiere decir que estés haciendo algo terrible. Solo que algo provoca esa sensación incómoda, sobre todo entre jóvenes.”
Mascó reconocía que incluso ciertas expresiones o usos de lenguaje adulto pueden resultar "cringe" para sus hijas, en especial si las pronuncia como si fuera una más de la generación Z. La escena dejó ver, una vez más, esa versión desenfadada, observadora y absolutamente encantadora que tiene la modelo fuera de los focos.
Una mujer referente, también como madre
Aunque Judit prefiere mantener la intimidad familiar al margen de las redes sociales —y rara vez muestra imágenes de sus hijas o su marido—, no esconde el orgullo que siente por ellas. Siempre que puede, comparte pequeñas pinceladas de su vida cotidiana, donde se nota que su papel como madre está por encima de cualquier portada.
Sobre el futuro profesional de sus hijas, ha dejado claro que no pretende influir en su camino. “Ser modelo no es solo tener unas características físicas. Es una cuestión de carácter, de exposición, de entrega”, explicaba en una entrevista reciente con Vanitatis, donde reconocía que ninguna de sus hijas muestra interés real en seguir esa vía. Y ella lo celebra con la misma serenidad con la que ha conducido su carrera.
Judit Mascó sigue demostrando que la belleza va más allá del físico, y que adaptarse a los tiempos no significa perder autenticidad. Ahora también lo hace incorporando el lenguaje juvenil a su día a día, y dejando claro, una vez más, que lo suyo no es solo elegancia, sino también mucho sentido del humor y curiosidad por entender el mundo que la rodea.