Este verano, la moda nos invita a mirar atrás sin dejar de avanzar. Entre las tendencias que más están captando la atención —tanto en pasarelas como en el street style—, el nido de abeja destaca por su mezcla perfecta de dulzura, romanticismo y modernidad. Esta técnica de fruncido, tan reconocible y evocadora, vuelve con fuerza para reivindicar su lugar en el armario femenino. Con un aire vintage que recuerda a vestidos de infancia, y al mismo tiempo una ejecución contemporánea y sofisticada, las prendas con nido de abeja se han convertido en una opción infalible para quienes desean elevar sus looks estivales con un gesto tan sencillo como estiloso. Desde vestidos midi a blusas estructuradas, esta textura tan especial se adapta a cada cuerpo y ocasión con una elegancia serena pero rotunda.
El arte de fruncir: qué es el nido de abeja y por qué vuelve a enamorarnos
Lejos de ser un simple adorno, el nido de abeja es una técnica textil que forma un patrón de fruncido con relieve hexagonal. Aunque tradicionalmente se bordaba a mano —especialmente en ropa infantil o vestidos de inspiración campestre—, en la actualidad ha sido revalorizado y mecanizado para poder incorporarse en todo tipo de prendas. Su mayor virtud es la elasticidad que ofrece, moldeando suavemente el tejido al cuerpo femenino sin oprimir ni deformar.
Este detalle no solo favorece todas las siluetas, sino que añade textura, dimensión y una feminidad casi naïf a cualquier prenda. Firmas como Cecilie Bahnsen, Zimmermann o Ganni lo han reinterpretado en sus colecciones recientes, mientras que marcas españolas como Zara o Mango no han tardado en incluirlo en sus propuestas veraniegas.
Una tendencia que viste el verano con encanto retro
Los vestidos de algodón con nido de abeja en la parte superior son el uniforme oficioso de las amantes del estilo romántico, junto a otras tendencias. La mezcla entre fruncido, escote cuadrado y tirantes finos remite a veranos idílicos, vacaciones en pueblos costeros y siestas al sol. Pero el giro actual está en la forma de combinarlos: con deportivas blancas, maxi gafas y bolsos estructurados.
También triunfan los tops palabra de honor o con mangas globo fruncidas, ideales para lucir con faldas midi plisadas o jeans de cintura alta. El efecto es delicado pero fresco, perfecto para quienes buscan diferenciarse sin estridencias. En su desfile de primavera-verano 2025, la firma Rejina Pyo presentó una cápsula inspirada en técnicas textiles tradicionales donde el nido de abeja tuvo un papel protagonista, elevando lo aparentemente simple a una categoría casi escultórica.
Cómo llevar el nido de abeja con estilo (y sin caer en lo infantil)
Uno de los grandes retos de esta tendencia es evitar que el look parezca demasiado naïf. La clave está en los contrastes. Si llevas un vestido de algodón fruncido con tirantes finos, añade accesorios más rotundos como un bolso geométrico o sandalias minimalistas.
Para la oficina o un evento urbano, los tops de lino o popelina con nido de abeja se ven ideales bajo una americana oversized. El contraste entre estructura y fruncido equilibra el conjunto y aporta sofisticación sin esfuerzo. Y si prefieres una opción más atrevida, busca piezas en tejidos satinados o con estampados arty: el efecto visual será más moderno y menos campestre.
El nido de abeja, aliado del cuerpo femenino
Este fruncido no solo es bonito: es estratégicamente favorecedor. Cuando se coloca en el busto, realza el pecho con discreción y sin necesidad de rellenos. En la cintura, define la silueta sin ceñirse demasiado, creando ese efecto de "reloj de arena" tan buscado. También puede aplicarse en mangas, aportando volumen en los hombros para equilibrar proporciones.
Esto hace que el nido de abeja funcione tanto para cuerpos rectos como curvilíneos, grandes o pequeños. Es una de esas raras tendencias inclusivas por naturaleza. Y si a eso le sumamos su versatilidad —se puede llevar en vestidos largos, cortos, blusas, faldas o incluso monos—, no sorprende que haya vuelto con tanta fuerza.
La sostenibilidad también se frunce
En un contexto en el que la moda busca redescubrir sus raíces, el auge del nido de abeja también tiene que ver con un retorno a lo artesanal. Marcas comprometidas con la sostenibilidad están apostando por esta técnica como símbolo de diseño cuidado y procesos lentos.
Muchas prendas con fruncido se fabrican en talleres locales o bajo condiciones de comercio justo, y en materiales naturales como el algodón orgánico o el lino. Por eso, invertir en una prenda con nido de abeja este verano no solo es una elección estilística, sino también ética. Es, en definitiva, una forma de abrazar la tradición y, al mismo tiempo, mirar hacia el futuro de la moda con mayor conciencia.
