Presente en muchos alimentos, la vitamina C ofrece numerosos beneficios para el organismo. Contribuye al buen funcionamiento del sistema inmunológico y refuerza también el sistema nervioso. Además, tiene un potente efecto antioxidante, lo que ayuda a combatir los radicales libres y a prevenir el envejecimiento celular. Varios investigadores han estudiado cómo la vitamina C podría aumentar la esperanza de vida de personas con ciertas formas graves de cáncer.
Una esperanza de vida duplicada
En noviembre de 2024, la revista Redox Biology publicó un estudio realizado con 34 pacientes diagnosticados con cáncer de páncreas en estadio 4. Los participantes se dividieron aleatoriamente en dos grupos: el primero recibió únicamente quimioterapia estándar, mientras que el segundo recibió quimioterapia combinada con infusiones intravenosas de 75 gramos de vitamina C, tres veces por semana.
Los resultados fueron notables: la supervivencia promedio de los pacientes tratados con quimioterapia y vitamina C fue de 16 meses, mientras que los que solo recibieron quimioterapia sobrevivieron, en promedio, 8 meses. Es decir, la esperanza de vida se duplicó.

“No solo el tratamiento aumenta la supervivencia general, sino que los pacientes parecen sentirse mejor. Tienen menos efectos secundarios y toleran mejor el tratamiento, algo que también hemos observado en otros ensayos”, explicó el doctor Joseph Cullen, profesor de cirugía y radio-oncología en la Universidad de Iowa (Estados Unidos), en declaraciones a Study Finds.
Resultados prometedores en otro tipo de cáncer
En otro ensayo, el doctor Cullen y el doctor Bryan Allen, jefe del departamento de radio-oncología de la misma universidad, analizaron los beneficios de la vitamina C intravenosa combinada con quimioterapia en pacientes con glioblastoma, un tipo de cáncer cerebral altamente mortal. También en este caso, los pacientes experimentaron un aumento significativo en su tiempo de supervivencia.

Según los investigadores, la alta concentración de vitamina C en el organismo produce cambios en las células cancerosas, volviéndolas más vulnerables tanto a la quimioterapia como a la radioterapia. Los resultados son muy prometedores y se espera que futuras investigaciones confirmen estas conclusiones.

* Este artículo se publicó originalmente en Marie Claire FR. Traducción y adaptación: Anna Pardo.