Una buena limpieza facial es fundamental para tener una piel sana y conseguir que nuestras cremas penetren más y mejor. La cuestión es: ¿cuál realizar? Simple, doble o triple. Averígualo.
Por si no tuviéramos ya bastante con la doble limpieza, ahora empiezan a pisar con fuerza las recomendaciones para realizar una triple. Otra sugerencia importada de Corea. Nos cuestionamos si realmente es necesario esto para la piel y si incluso le puede hacer más mal que bien.
Vaya por delante que la limpieza facial es fundamental para mantener una piel sana. Es más, siempre tiene que ser el primer paso de cualquier ritual de belleza y no lo decimos nosotras, lo dicen los dermatólogos, cosmetólogos, esteticistas, maquilladores… ¿Por qué?
"Por la noche nos ayuda a liberar la piel de los restos de maquillaje, protector solar, exceso de sebo, partículas de polución y restos de sudor producidos por la propia transpiración de la piel. Y por la mañana es necesaria para retirar las células muertas y las toxinas que se hayan podido expulsar durante la noche como parte del proceso de regeneración celular", explica la esteticista Estrella Pujol, desde Barcelona.
Hay un dato escalofriante: un día sin limpiarnos la piel equivale a 14 días de envejecimiento (oxidación). Y es que, la falta de higiene facial además de no facilitar la penetración de los activos de nuestras cremas de tratamiento puede llegar a desencadenar problemas de mayor calado.

"Al cabo de una o dos semanas, aparecen poros dilatados u obstruidos, un exceso de queratinocitos en la epidermis y los primeros comedones. En cuestión de dos o tres semanas, surgen brotes de acné”, detalla Estefanía Nieto, directora de formación de Medik8.
Además, la experta añade que “en cuatro o cinco semanas, ya hablamos de deshidratación, sensibilidad, enrojecimiento, inflamación, barrera hidrolipídica dañada, dermatitis e incluso manchas".
¿La conclusión definitiva? Hay que limpiarse la piel sí o sí, mañana y noche. Ahora la cuestión es ¿con qué?
Limpieza facial simple en un solo paso: ¿sí o no?
Supongamos que no disponemos de tiempo o no queremos complicarnos la existencia con dos ni tres pasos. ¿Con qué deberíamos limpiar nuestra piel?
"De manera general, podríamos recomendar el empleo de un limpiador jabonoso suave Syndet (sin detergentes sintéticos). Además, sería interesante añadir una exfoliación física, dos o tres días a la semana", recomienda Marta González, dermatóloga y responsable de la Unidad de Medicina Estética de Instituto Médico Ricart, desde Madrid.
Todos los expertos consultados coinciden: si te la vas a jugar a un solo producto, elige una formulación al agua. Suelen ser en formato gel, espuma o polvo, y se aclaran con agua.

"Son los limpiadores que incorporan tensoactivos anfóteros que hacen una espuma rica y limpian la piel con suavidad, pero en profundidad, y la liberan de todo tipo de suciedad, y son respetuosos con las pieles más problemáticas, incluidas las más sensibles", asegura Arturo Alba, cosmetólogo y formulador.
Ahora bien, seamos honestas ¿quién puede permitirse limpiarse la piel con un solo producto? Prácticamente nadie. "Sólo las personas que viven en zonas poco contaminadas, que no se maquillan ni están expuestas a otras agresiones externas”, apunta Estefanía Nieto.
“O aquellas que acaban de someterse a un tratamiento láser o peeling médico, y tienen la piel demasiado sensibilizada", añade Nieto. Y aquí es cuando entra en juego la necesidad de una doble limpieza.
Doble limpieza: ni para todas ni siempre
La doble limpieza consiste en, como su nombre indica, realizar dos pasos de higiene: uno con un primer producto de base oleosa o grasa, y un segundo con un limpiador de base acuosa o al agua. Esta limpieza se rige por la regla química: semejante disuelve a semejante. O para que lo entiendas mejor, 'la mancha de una mora con otra verde se quita'.
Es decir, "la suciedad que provoca el maquillaje, los protectores solares, el exceso de sebo o sudor se elimina mejor con un producto de base grasa tipo bálsamo, aceite o manteca. Y los restos de producto, residuos y partículas contaminantes se retiran bien con un limpiador al agua o jabonoso, tipo gel, mousse o en polvo", detalla Arturo Alba.
Esta es la base de la doble limpieza que los expertos recomiendan realizar únicamente por las noches, para retirar toda la 'porquería' que hemos ido acumulando durante el día. "Por la mañana, con una limpieza más acuosa es suficiente", asegura la directora de formación de Medik8.

La pregunta es ¿todas deberíamos sumarnos a esta doble limpieza nocturna? Pues resulta que ya la realiza hasta un 40 % de usuarias, sin embargo, la respuesta es ni todas ni siempre.
"Es especialmente interesante en aquellas personas que utilizan maquillaje y fotoprotector waterproof, ya que permite una higiene más efectiva", apunta la doctora González. También cuando te hayas maquillado en exceso o si vas en moto, aunque lleves el casco puesto.
Ahora bien, las pieles más sensibles deberían abstenerse. "Una piel limpia no es sinónimo de tirante, reseca con picor ni escozor. Si sentimos esto inmediatamente después de realizar una doble limpieza debemos sustituirla por otra más delicada para no dañar la capa córnea de la epidermis", aconseja Estrella Pujol.
Triple limpieza facial: cuando la suciedad obliga
A priori cabe pensar que, si ya hay 'peros' para realizar una doble limpieza, también los habrá para una triple. ¡Sorpresa! Pues depende del tipo de piel y/o situación. Vamos por partes.
La triple no es más que una limpieza que sigue los dos pasos de la doble al que se le añade uno más por las noches: o bien un exfoliante (en tónico, loción, polvo o mascarilla) o bien un desmaquillante bifásico de ojos y labios.
En el primer caso, para algunos expertos, como Arturo Alba, ya no se trata de limpieza, sino de tratamiento. "Es lo que hemos hecho toda la vida para eliminar las células muertas y tratar una piel con poros obstruidos, grasa, arrugas o manchas: incorporar un exfoliante", apunta.
Vamos a ahondar en esta versión de la triple limpieza: si añades un exfoliante por las noches, este puede ser físico, químico o enzimático. De todos ellos, los que gozan de 'mejor prensa' entre los expertos son los químicos y enzimáticos.
"Los primeros contienen alfa hidroxiácidos, beta hidroxiácidos o poli hidroxiácidos y son aptos para todo tipo de pieles, siendo especialmente efectivos en las grasas, pigmentadas (con manchas) o envejecidas", asegura Estefanía Nieto.
Y los enzimáticos son los que contienen sustancias como la papaína (de la papaya) o la bromelina (de la piña), realizan una exfoliación más lenta y suave, y están aconsejados en pieles secas o más sensibles. No es que los físicos no sean buenos, es que tienen que estar bien formulados y hay que saber usarlos:
"Contienen gránulos que arrastran las células muertas por lo que hay que aplicarlos mediante masaje y en las pieles más resistentes. Y son efectivos si están muy concentrados, con muchos y muy finos granos", aconseja el cosmetólogo.
¿Cuándo utilizar el exfoliante? En general, dos o tres veces por semana y siempre que "tengas la piel con tendencia a congestionarse, grasa o acneica (con o sin brotes), con imperfecciones, envejecida o con problemas de pigmentación (manchas). O si te has maquillado de más", aconseja la directora de formación de Medik8.
Aviso: abstente si tienes la piel sensible o sensibilizada: "Las personas con pieles con tendencia atópica o sensibles deben consultar con su dermatólogo antes de añadir más pasos en su rutina de limpieza, ya que son más propensos a sufrir sequedad, descamación e irritación", advierte la doctora González.
¿Qué ganas si añades una exfoliación nocturna? A corto plazo consigues que los activos de tus cosméticos de tratamiento penetren más y mejor. Y a largo plazo, "activas la renovación celular, mejoras el tacto, el tono, la uniformidad y la luminosidad de la tez", según Estefanía Nieto.
Respecto a la otra modalidad de triple limpieza: la que incorpora un desmaquillante bifásico en labios y ojos antes que cualquier otro producto de limpieza tiene sentido si te maquillas a diario, usas máscaras de pestañas waterproof o labiales long lasting.

"En este caso, el desmaquillante nos ayuda a retirar el maquillaje más denso y las versiones de larga duración, facilita el trabajo de los limpiadores que usamos después y nos asegura que la limpieza es total", explica Estrella Pujol.
¿Cómo usarlo? En lugar de arrastrar el producto una y otra vez sobre el ojo "hay que dejar el algodón posado sobre el ojo cerrado para que los activos del cosmético actúen por sí solos. De esta forma evitamos dañar el párpado móvil", aconseja esta esteticista.
Una vez planteadas todas las opciones de limpieza viene la pregunta del millón: ¿con qué modalidad te quedas? Básicamente, depende de tu tipo de piel y de lo mucho o poco que te maquilles.
E inevitablemente, para esto tienes que consultar siempre con un experto (dermatólogo, farmacéutico o esteticista) porque si te pasas de 'limpia' te cargas la barrera cutánea:
"Una piel con el manto ácido agredido y con el pH desequilibrado está desprotegida frente a la proliferación bacteriana que se manifiesta con uno o varios de estos síntomas: aparición de imperfecciones, brotes de acné, deshidratación crónica y/o sensibilidad extrema", asegura Estrella.
Además, el exceso de limpieza puede producir sensación de tirantez, descamación e irritación (dermatitis irritativa), "así como el empeoramiento, por efecto rebote, de patologías de base, como el acné, la rosácea o la dermatitis atópica", advierte la dermatóloga Marta González.
Conclusión: no por sumarle pasos a tu rutina de limpieza vas a tener la piel mejor, lo importante es que la limpies a diario, mañana y noche, y los productos sean los adecuados al tipo y estado de tu piel en cada momento, y se adapten a lo que la ensucies o maquilles.
Cinco imprescindibles para una correcta limpieza facial

Crema Espuma Limpiadora en textura crema que se transforma en espuma, de Cetaphil (12,99 euros).

Lipid Balance Cleansing Oil retira el maquillaje y las impurezas más resistentes sin alterar la función barrera, de Medik8 (38 euros).

Queen Cleanser en textura crema con péptidos purificadores, calma y reduce la irritación, de Omorovicza (82 euros).

Loción Ácida Exfoliante Global ultraconcentrada, exfolia y elimina restos de suciedad, de Arturo Alba (39 euros).

Limpiador para rostro, ojos y labios, aceite en formato stick que se convierte en aceite al masajearlo y en leche cuando se enjuaga, de Payot (30 euros).