El mundo de la cosmética, más concretamente del cuidado de la piel, no es precisamente fácil que se diga por la cantidad de cosas que tenemos que tener en cuenta. Para empezar lo primero que debemos escuchar a nuestra piel, conociendo cuáles son sus necesidades para en función de ellas escoger uno u otro producto. No son las mismas las necesidades de una piel grasa que lo que necesita una piel seca, por lo que los productos que integren sus neceseres también
Una vez tengamos nuestra rutina de skincare hecha, otro punto que debemos tener en cuenta es en qué momento del día se utiliza cada producto (hay algunos que por la mañana, otros que solo por la noche y otros que podemos usarlos indistintamente) y en qué orden -este es el orden correcto para aplicar los productos de belleza-. Además de esto, hay otra cuestión importante y es cuánto producto nos echamos de cada cosa.

Seguro que, le hayamos hecho más o menos caso, todas hemos escuchado alguna vez eso de que para lavarnos los dientes solo necesitamos la cantidad equivalente a un guisante de pasta, una creencia muy extendida que pone en valor que el cuánto producto utilicemos importa. Pues con el resto de nuestros productos cosméticos (cremas hidratantes, sérums, etc) esto también es importante.
Cómo saber cuánto producto echarnos
Para responder a esta pregunta hemos hablado con Laura Bey, química y experta en dermocosmética, quien ha comenzado advirtiéndonos de que aunque pueda parecer sencillo, es un tema es bastante complejo ya que "la cantidad de producto cosmético a utilizar varía según múltiples factores, como el tipo de fórmula, las características individuales de la piel de cada persona y la intencionalidad del producto".

O lo que es lo mismo: es muy difícil establecer unas recomendaciones generales que se apliquen a todo el mundo. "Esta variabilidad se debe en parte a factores como las propiedades del producto, tales como su viscosidad, tensión superficial, capacidad de absorción y composición, entre otras cosas, así como a las características de la piel de cada persona, como el grosor de la capa córnea, la actividad de las glándulas sebáceas y sudoríparas, o la velocidad de renovación celular, por poner un ejemplo" completa.
Por lo que, señala, es importante hacer caso a la información y recomendaciones de uso de cada producto, ya que son las que la propia casa comercial ha pautado para sus productos en función de todas estas características que señalábamos anteriormente.
Cuánta cantidad echar según el producto
De igual manera, tampoco se puede establecer una cantidad fija que se deba utilizar para cada producto porque dependerá en parte de las características individuales de cada uno. Pero si generalizamos, "la recomendación general es aplicar una cantidad suficiente para cubrir la superficie de piel deseada de manera uniforme y cómoda, sin sentir que falta o sobra producto una vez aplicado. Para lograrlo, se puede empezar con una pequeña cantidad y aplicarla, añadiendo más si es necesario" explica Laura.

Aunque en algunos productos como los protectores solares, puntualiza, hace falta prestar mayor atención. "En las pruebas estándar para determinar el Factor de Protección Solar (SPF), se utiliza una cantidad de protector solar de 2 mg/cm² de manera uniforme en la piel. Esto se hace para simular las condiciones reales de uso y garantizar la precisión del factor de protección solar" explica.
"Por lo tanto, al aplicar el protector solar, es importante asegurarse de usar una cantidad similar. Podemos utilizar el truco de los dos dedos para asegurarnos de que estamos utilizando la cantidad adecuada y así obtener el SPF indicado en el envase" aconseja.
¿Es malo utilizar más producto del que deberíamos? ¿y menos?
Una vez atajada esta cuestión, toca situarnos en el otro extremo: ¿qué pasa si nos echamos demasiado producto? "Si se usa más de la cantidad recomendada, el principal riesgo y el más frecuente es el desperdicio del producto" nos reconoce Laura. "En casos muy concretos, podría experimentarse irritación o hipersensibilidad cutánea, aunque aquí intervendrían más factores que únicamente la sobredosificación del producto".
Pero, ¿y si es el caso contrario? ¿que nos echamos menos de lo que deberíamos? "Utilizar una cantidad insuficiente de producto puede limitar los beneficios deseados e indicados, lo que resulta en una reducción de los resultados esperados" concluye la experta.