Acqua della Regina no es solo una colonia, es una cápsula de historia en formato líquido. Creada en 1533, es la fragancia más antigua de Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella, la histórica casa florentina que aún hoy conserva el aura monástica de sus orígenes. Su fórmula, en apariencia sencilla (un acorde cítrico con toques de lavanda, neroli y petitgrain) fue pensada no solo como perfume, sino como bálsamo terapéutico. En la época, las aguas perfumadas cumplían una función medicinal: se utilizaban para aliviar dolencias físicas, calmar los nervios y aromatizar cuerpos y estancias. Esta Acqua, además de curar, conquistaba. Con el paso de los siglos, se transformó en uno de los perfumes más icónicos de la historia, una esencia que sigue enamorando gracias a su frescura atemporal.
Una colonia que viaja en el tiempo y que simbolizó una boda histórica
Catalina de’ Medici: el poder de una reina perfumada
Catalina de’ Medici fue mucho más que una figura política poderosa: visionaria de la estética y el refinamiento, a los 14 años cruzó los Alpes para casarse con Enrique II de Valois, futuro rey de Francia. Llevaba consigo un séquito florentino y un perfume: Acqua della Regina, el regalo nupcial que encargó a su perfumista de confianza, Renato Bianco. Catalina entendía que la fragancia era más que un lujo; era una forma de ser recordada para siempre por su amado. De hecho, se la considera la introductora del arte de la perfumería en la corte francesa. En un entorno donde el aroma era parte del poder, su presencia olfativa se convirtió en estrategia. Su alianza con Santa Maria Novella selló el destino de esta colonia fresca de mujer que es un éxito desde hace años. Hoy, su legado sigue flotando en cada gota de este elixir cítrico y delicado.
Un santuario del perfume en el corazón de Florencia
Entrar en Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella, en Via della Scala 16, es como entrar en otra dimensión. Fuera, Florencia bulle. Dentro, el tiempo se suspende. Desde 1221, cuando los monjes dominicos comenzaron a preparar ungüentos con hierbas de su jardín, el lugar ha sido un laboratorio de belleza y salud. A lo largo de los siglos, desarrollaron remedios que hoy son leyenda: el vinagre de los siete ladrones, el agua de rosas para la peste, el Melograno in Terracotta como símbolo de renacimiento. En 1542, la botica abrió al público y en 1612 fue reconocida oficialmente como farmacia. Allí, entre estanterías de madera tallada, fórmulas centenarias y vitrinas de mármol, nació la que sería una de las colonias frescas de mujer más duraderas del mundo. Dando vida a uno de los perfumes icónicos que han dejado huella en la historia.

Un perfume que destila la esencia de Italia
Acqua della Regina, también conocida como Acqua di S.M. Novella, es una sinfonía de cítricos italianos. La receta original, firmada por Renato Bianco, se articula en torno a la bergamota, el limón y la naranja amarga, que abren paso a un corazón de neroli y lavanda. El resultado es limpio, brillante, con esa elegancia sin esfuerzo que solo logran los clásicos. No abruma, no invade: acompaña, acaricia. Es la fragancia de una persona que no necesita anunciarse, pero deja estela. Esa que huele a jardín recién regado en la Toscana, a lino secándose al sol, a ritual diario cargado de sentido.
La alquimia detrás del mito
Renato Bianco, el creador de Acqua della Regina, fue mucho más que un perfumista de corte. Criado entre los muros silenciosos del convento de Santa Maria Novella, aprendió de los monjes la precisión de los boticarios y el arte de mezclar lo invisible. Su fórmula fue revolucionaria: por primera vez, se usó alcohol en lugar de vinagre o aceite como base del perfume. Este detalle técnico transformó el universo de las fragancias, marcando el nacimiento del perfume moderno. En París, Bianco se convirtió en René le Florentin y extendió su saber por toda Europa. Hay quien dice que Catalina le encargó no solo perfumes, sino también venenos discretos. Realidad o leyenda, lo cierto es que en su Acqua, como en toda buena obra de arte, conviven la belleza y el peligro, la luz y la sombra.

El legado que sigue latiendo
Cinco siglos después, Officina Profumo-Farmaceutica di Santa Maria Novella sigue creando perfumes que beben de ese legado. La fragancia Angeli di Firenze, por ejemplo, rinde homenaje a los héroes que salvaron el patrimonio cultural de la ciudad tras la gran inundación de 1966. Sus notas marinas y frutales recuerdan que la belleza también puede ser una forma de agradecimiento. Con L’Iris, lanzado recientemente, la firma celebra el símbolo heráldico de Florencia. Y con Bizzarria y Gelsomino, exploran los jardines secretos de los Medici. Si algo ha demostrado Acqua della Regina es que las colonias frescas que conectan con la memoria (y con la piel) nunca pasan de moda.