Llega el frío y con él se hacen frecuentes los calambres musculares. Son dolorosos, molestos y nos impiden seguir con la actividad que estemos haciendo en ese momento. Te contamos cómo prevenirlos. Solemos pensar que los calambres sólo se producen al hacer ejercicio, sin embargo, es frecuente que se presenten también mientras dormimos. ¿Por qué?
¿Por qué se producen los calambres musculares?

Las causas más frecuentes de los calambres musculares son la falta de oxígeno en los músculos, la pérdida de líquidos y sales minerales después de una actividad física intensa, los movimientos forzados o la falta de calcio o potasio en la sangre. Hay una tendencia a creer que debemos temer más a los calambres musculares en verano porque con el calor hay más riesgo de deshidratación, sin embargo, en invierno, el frío hace que los vasos sanguíneos estén más contraídos y la circulación de la sangre sea más limitada. Además, tenemos la sensación de tener que hidratarnos menos que cuando hace calor, y eso hace que bebamos menos agua.
¿Cómo evitarlos?
El calentamiento va a ser más importante en los días de frío que en los calurosos. Calentar nos permite aumentar la temperatura corporal para que nuestro organismo funcione correctamente y esté listo para realizar un esfuerzo físico. En invierno, conseguir esa temperatura óptima es más difícil y requiere calentamientos más largos e intensos. Hacer ejercicios de estiramiento antes y después de realizar una actividad física nos ayudará a evitar los calambres y los espasmos musculares. ¿Te suenan familiares los calambres en las piernas o en los pies mientras duermes? Si empiezas a notar ese dolor tan característico, levántate y echa a andar: de este modo evitarás que las molestias vayan a más. Sin embargo, la alimentación también influye mucho en la presencia frecuente de calambres en los músculos. Te damos algunos consejos sobre qué debes y no debes comer para prevenirlos en nuestra galería “Alimentación contra calambres”.