Hay dos errores que casi todas las personas cometen o han cometido alguna vez cuando se aplican la máscara de pestañas . Primero, es más que habitual sacar el cepillo y bombearlo en el frasco, pero como comenta David Deibis, maquillador oficial de Perricone MD, esto provoca que entre aire en el recipiente y que el producto se seque y se oxide con mayor velocidad. Pero hay otro gesto aún más común y que puede deteriorar tu resultado… (y tu máscara de pestañas): al sacar el cepillo, queda siempre una punta en su extremo con una cierta cantidad de producto que, de manera casi instintiva, llevamos al punto de salida del tubo para hacer un efecto de escurrido del cepillo. Pues bien… esta acción inofensiva tiene sus cosas malas: puesto que no es una textura extremadamente líquida, estos restos de máscara tenderán a quedarse adheridos al punto de salida del recipiente, produciendo que se sequen, taponen el acceso y que compliquen el deslizamiento del cepillo por el cubículo. Y si la salida del recipiente se encuentra reseca y apelmazada, el cepillo no se impregnará bien de producto y el resultado no será el mismo…

El mundo de la cosmética ha avanzado a pasos agigantados y los frascos están diseñados para que el producto perdure en el tiempo y para sacar la dosis necesaria. De esta manera, todo lo que sale en el cepillo deberá ser aprovechable y resulta ser la clave para alcanzar el efecto abanico perfecto y tan deseado. Así que antes de escurrir la máscara de pestaña sobrante en el tubo, aprovéchala al máximo y limpia los restos por separado. ¡Notarás la diferencia!