El gesto es sencillo, basta con acercar el móvil al código de barras de un producto alimentario y automáticamente te dice si es saludable o no, indicándolo con colores y mensajes claros. Estas apps han cambiado nuestra forma de comprar. Hasta hace poco, criterios como la salud o la sostenibilidad no tenían mucha relevancia a la hora de hacer la compra, solo nos fijábamos en el precio sin apenas leer la etiqueta para comprobar los ingredientes. Aplicaciones gratuitas como Yuka, El Coco, MyRealFood o myHealth Watcher, con quienes hemos hablado, son las responsables de que aumente la aspiración a seguir una dieta sana y equilibrada y se hayan modificado nuestros hábitos de consumo. Pero la duda es inevitable: ¿sus criterios para elegir o descartar alimentos son completamente objetivos? Y si no tienen marcas de alimentación que las respalden: ¿cómo se financian? ¿Qué dicen los gigantes de la industria alimentaria?
El semáforo de los alimentos

El Ministerio de Sanidad implementó el año pasado en nuestro país una nueva herramienta para que el usuario descifre de un simple vistazo el jeroglífico que suponen algunas etiquetas. Se llama Nutriscore y clasifica los productos en cinco colores (del verde al rojo) y cinco letras, que nos indican la composición nutricional por cada 100 gramos de producto.
Este método de cálculo es el mismo que utiliza la empresa francesa Yuka, con más de 18 millones de usuarios (3 de ellos españoles). El Coco, con más de 400 000 usuarios, puntúa sus productos basándose en la calidad nutricional (que representa un 60%), en la presencia de aditivos (30%), y en la dimensión orgánica (10%). Mientras que la española MyRealFood, con más de un millón de usuarios, utiliza el Sistema NOVA, un método por el cual se clasifican los alimentos según su grado de procesamiento, además del sistema de advertencias alimentarias del gobierno chileno, que establece unas alertas para productos con niveles altos de azúcar, grasas saturadas o calorías. Estos mismos algoritmos los aplica El Coco, pero además utiliza una metodología propia de puntuación verificada por un grupo de nutricionistas.
Otra variable es la que utiliza la empresa española myHeath Watcher, con unos 100 000 usuarios, que en vez de puntuar, basa su recomendación en la relación de cada producto con el perfil del usuario. Ese es precisamente uno de los puntos de los que advierten los nutricionistas, ante el vertiginoso ascenso de estas aplicaciones: "Son un buen comienzo para aquellas personas sanas que quieren empezar a comer bien, pero las personas enfermas o que presentan patologías (colesterol, hipertensión, diabetes...) no deberían seguir al 100% estas apps", aclara el doctor Salvador Ferrando, endocrino del Instituto Médico Ricart.
Transparencia

Todas las aplicaciones consultadas coinciden en ser 100% independientes, y que sus evaluaciones y recomendaciones son completamente objetivas. "Ninguna marca o fabricante puede influir en ellas de ningún modo. Además, la aplicación está libre de publicidad", insisten desde Yuka. "Nos financiamos a través de tres fuentes: la versión de pago de la aplicación, mediante la venta de un calendario de frutas y verduras de temporada, y a través de un programa de nutrición online", insisten.
Pero ante los 1,5 millones de productos catalogados por parte de la empresa francesa (un 70% son alimentarios y un 30%, cosméticos) nos preguntamos ¿qué papel juegan las empresas de alimentación cuando un producto suyo tiene una valoración negativa? "Las principales compañías francesas nos han contactado, y cada vez más marcas españolas también, para comprender cómo funcionamos. Las relaciones son generalmente cordiales y constructivas; muchas de ellas están haciendo un gran esfuerzo para revisar la composición de sus productos, lo cual es muy positivo", aseguran desde Yuka.
De la misma opinión es Jean-Baptiste Boubault, cofundador de El Coco, quien declara que "estas empresas nos han contactado más por un interés de mejorar su productos que por tratar de presionar para cambiarlo". Por el contrario, desde MyRealFood nos aseguran que no se les ha dado esta circunstancia.
La cara B
La mayoría de la población carece de los conocimientos necesarios para interpretar si un producto es saludable o no solo con leer la etiqueta de atrás. De ahí el nacimiento de este tipo de aplicaciones, todas con un claro objetivo: ayudar al consumidor a descifrarlas para que puedan seguir una alimentación más saludable. Pero para algunos expertos están incompletas: "Hay demasiados factores que una aplicación no puede tener en cuenta, como el uso que se le dé al producto, la cantidad que se consuma o el estado de salud de la persona que lo consumirá", explica la nutricionista de Nutrilite, Natalia Quintero. En cambio, para Beatriz Robles, dietista y nutricionista, "su éxito implica en que la población se preocupe más por lo que come y busque una alimentación más saludable". O que elija alternativas más sanas, un servicio disponible en algunas de estas apps.