A pesar de que ahora hay mucho más conocimiento en cuanto al cuidado de la piel, la oferta de productos cosméticos es mucho más amplia y las fórmulas son mejores y más efectivas, nuestras madres y abuelas son las únicas que conocen los trucos más idóneos para cuidar la dermis. Sí, quizá ellas no gozaron de todo lo anterior (hasta ahora), pero precisamente por eso, tuvieron que contar con los productos básicos para resolver todas sus necesidades cutáneas, algo que nos han transmitido a nosotras y que ahora, que se acerca el Día de la madre, queremos compartir contigo. Desde el masaje facial a clásica crema de Nivea, las editoras te contamos los consejos y recomendaciones para el cuidado de la piel que hemos aprendido de las mejores expertas que tenemos al lado, nuestras madres.

Cómo mantener la piel siempre hidratada: Anna Pardo
"El mejor consejo que mi madre me ha dado jamás es mantener la piel siempre hidratada. Al final, lo importante es el trabajo constante. Así que, cada vez que me ducho, aplico aceite sobre la piel húmeda y retiro suavemente con la toalla. Una vez seca, toca el turno de la crema hidratante. En función de cómo está mi piel, aplico el bálsamo en zonas especialmente secas (como codos o rodillas) o en todo el cuerpo. Tampoco hay que saturar la piel, lo importante es estar atentas a las señales que te envía el cuerpo".
Cremas míticas por todas partes: Patricia de la Torre
"Crecí entre cajas azules de Nivea y manos que siempre olían a crema. Mi madre heredó esa devoción por el cuidado de la piel de mi tía María, a quien siempre recuerdo como ‘doña cremas’. En casa, la hidratación era un ritual sencillo pero constante: la Nivea clásica era imprescindible, tanto para el rostro como para las manos. No había muchas marcas, pero sí mucho mimo. Mi abuela, en cambio, era más minimalista: usaba poco, aunque jamás descuidaba sus manos, que cuidaba con la mítica crema de manos El Globo, porque decía que al coser o fregar, si las tenía resecas, se le enganchaban los hilos. Me conmueve pensar que, incluso sin saber de retinoides ni antioxidantes, esas mujeres ya entendían que el verdadero lujo era cuidarse cada día, con lo que se tenía a mano y mucho cariño".

La limpieza como clave: Lucía Garrido
"Ahora a ninguna se nos ocurríría irnos a dormir sin habernos hecho una buena limpieza facial para retirar todo el maquillaje, pero cuando mis amigas y yo empezábamos a salir y a utilizar todo tipo de productos para maquillarnos, lo único que tenía claro era que, por muy tarde que llegase a casa y por muy cansada que estuviera, tenía que retirarlos por completo del rostro y dormir con la piel limpia. Por aquel entonces no sabía que es durante este momento cuando las células de la dermis se regeneran, pero aún así, el limpiarme bien la cara me evitó tener demasiadas impurezas y librarme de muchos granitos, algo que agradezco porque me libré de muchas marcas que ahora solo podría borrar con láser. Y, aunque hoy en día me hago una limpieza más profunda y adecuada a mi piel, fue entonces cuando descubrí, gracias a ella, el agua micelar y que las toallitas desmaquillantes".
El poder del masaje facial diario: Claudia Pérez
Uno de los trucos que más ha transformado mi piel —y que recomiendo siempre que puedo— es el masaje facial con aceite por las noches. Me tomo cinco minutos cada día para aplicarlo con movimientos ascendentes y firmes, trabajando especialmente la zona del óvalo facial y el contorno de ojos. Desde que lo hago, noto la piel más firme, con mejor tono y mucho menos hinchada al despertar. Utilizo un aceite ligero con ingredientes antioxidantes y, aunque al principio lo hacía con las manos, ahora lo complemento con una piedra Gua Sha. La diferencia es increíble: no solo mejora la circulación, sino que también potencia la absorción de los activos.
Otro de los consejos que aprendí es el utilizar corrector iluminador, mi arma secreta para el 'efecto buena cara'. Nunca me falla aplicar un corrector iluminador estratégicamente, no solo para cubrir ojeras. Lo utilizo en puntos clave: la parte alta del pómulo, el lagrimal, el arco de la ceja y justo en las comisuras de los labios. Es un gesto mínimo pero que cambia completamente el rostro, aportando luz y frescura incluso en los días más cansados. Para que el resultado sea natural, siempre lo aplico a toquecitos con los dedos, difuminando bien. Es mi truco exprés cuando tengo poco tiempo y quiero verme buena cara al instante.

Crema hidratante para todo: Lucía Gavela
"De mi abuela aprendí que siempre, siempre tenemos que echarnos crema hidratante. Es la mejor solución para todo. ¿Que tenía la piel seca? Crema hidratante. ¿Que me picaba la piel? Crema hidratante. Y así con todo. Con ella aprendí a ser constante y a echarme siempre. A día de hoy sigo intentando echarme siempre cuando salgo de la ducha, sobre todo desde que vivo cerca del mar y voy siempre a la playa. Es ya automático: cuando vuelvo a casa después de estar todo el día al sol mi rutina es la misma, ducha y crema hidratante."