No hay dudas de que se ha convertido en uno de los activos más buscados por su gran eficacia comprobada contra los signos de la edad. La vitamina C o ácido ascórbico, es un nutriente esencial para la salud general del organismo, pero su importancia se extiende más allá de la nutrición, ya que es un poderoso aliado en el cuidado de la piel. Manchas, arrugas o exceso de flacidez pueden mejorar gracias a este antioxidante tan potente que se encuentra en infinidad de productos cosméticos junto a otros activos o en formato booster, en concentraciones puras para unos resultados incluso más efectivos. Sin embargo, la manera en la que lo utilizamos marca la diferencia en su eficacia, sobre todo si tenemos la piel grasa o con rosácea, ya que en este caso, su aplicación debe estar más controlada para no dañar la dermis. Te ensamos cómo con la ayuda de una dermatóloga.
Saber cómo utilizar cada cosmético es clave para poder obtener los máximos beneficios posibles, pero más importante aún, para que no dañen nuestra piel si no los aplicamos de manera correcta. Y, aunque en un principio la vitamina C pueda parecer inofensiva e ideal para todos los tipos de dermis, al tratarse de un ácido debe incluirse en la rutina de cuidado facial de manera gradual y prestando atención a cómo reacciona nuestra piel las primeras veces que lo extendemos en el rostro.
Así, debes saber que la mejor manera de sacarle partido a este activo es utilizándolo por las mañanas como el tercer paso de skincare (primero la limpieza y segundo el ácido hialurónico) porque actúa contra los radicales libres (esto no quiere decir que dejes de utilizar cremas solares), frente a la contaminación y frente a todos los agentes externos que dañan nuestra piel y contribuyen a su envejecimiento. Es decir, la vitamina C actúa como barrera protectora al ser antioxidante y regeneradora gracias a que estimula la producción de colágeno y elastina.
Ahora, a pesar de que la vitamina C es el antioxidante estrella, tal y como aconseja la dermatóloga Cristina Eguren, "si tienes la piel grasa, con acné o con rosácea, debes andarte con ojo, porque muchos de los productos que contienen este activo son grasos y pueden empeorar la piel". Es por esto que la experta da, en sus redes sociales, tres consejos para poder utilizarla aunque se tenga la piel grasa:
- Busca fórmulas sin excipientes grasos.
- Aplica con moderación: menos es más especialmente en la zona T, que es la parte más grasa de la cara.
- Exfolia correctamente tu piel: añade un buen exfoliante a tu rutina para limpiar los poros que hayan podido ennegrecerse por la oxidación de la vitamina C.
Además, recomienda que "si estás en pleno brote de acné o rosácea, pausa la vitamina C y enfócate en controlar el brote mediante otros activos".

Así puedes incorporar la vitamina C en tu rutina de cuidado
1. Sérums: los sérums de vitamina C son una de las formas más efectivas para aplicar este activo. Busca productos que contengan una concentración de al menos 10-20% de vitamina C para obtener resultados óptimos.
2. Cremas hidratantes: muchas cremas hidratantes ahora incluyen vitamina C en su formulación, lo que es, sin duda, una excelente manera de combinar la hidratación con los beneficios antioxidantes.
3. Limpiadores y mascarillas: algunos limpiadores y mascarillas también contienen vitamina C, lo que puede ayudar a proporcionar un impulso adicional a tu rutina de cuidado de la piel.
4. Suplementos: aunque la aplicación tópica es efectiva, también puedes considerar tomar suplementos de vitamina C para mejorar la salud de la piel desde dentro.
Sérums de vitamina C no grasos


