Sigue coleando la decisión de Felipe VI de renunciar a la herencia económica de su padre Juan Carlos I, así como de retirarle la asignación que el emérito tiene fijada en los presupuestos de la Casa del Rey (194.232 euros anuales). Un movimiento que se hizo publico mediante un comunicado oficial en el mes de marzo y que responde a las informaciones que ponían al Rey como beneficiario de las fundaciones Zagatka y Lucum, investigada por la Fiscalía Anticorrupción. Sea como fuere, no es otro ejemplo más de lo diferentes que son Felipe VI y Juan Carlos I a la hora de tomar decisiones.
Ser padre e hijo y que don Juan Carlos haya formado a Felipe no va de la mano con que la manera de reinar sea similar. Nada más lejos de la realidad. Podría decirse que sus reinados son el ying y el yang, el día y la noche. Son dos figuras reales potentes que resuelven las cosas a su manera y que sobrellevan con diferente aplomo los escándalos que continuamente sobrevuelan la Casa Real Española.
Don Juan Carlos se ha comportado siempre como el unificador campechano en los conflictos familiares, quitándole hierro a los asuntos más controvertidos. Pero no así su hijo, al que no le ha temblado el pulso para tomar decisiones drásticas. La última ha sido retirar la asignación a su padre, pero antes le arrebató el Ducado de Palma a su hermana Cristina y a Iñaki Urdangarin. Un gran ejemplo de que Felipe VI es muy prusiano en su quehacer como Rey, pero también implacable. Cuando tiene que remangarse lo hace y toma decisiones dolorosas por mucho que sean familiares los que están por medio.
El monarca es pulcro, estudiado y preparado. Intenta que no se le escape ni un fleco y aboga por la transparencia, pero por la discreción. Cuanto menos se hable de él, mejor. Una actitud antagónica que su padre no ha seguido nunca ya que son varios los escándalos que han tenido al rey Juan Carlos I de Borbón como indeseable protagonista: la caza de Botsuana, Corinna, Marta Gayá y un buen ramillete de polémicas que a menudo dejaban a su mujer, Sofía de Grecia, como mal parada.
La responsabilidad que Juan Carlos I no tenía
Otra gran diferencia entre ellos es que Juan Carlos nunca ha tenido que lidiar con la figura de un rey emérito. Esto último es un aspecto que puede parecer baladí, pero que implica una gran responsabilidad para ambos, pero quizás más para Felipe VI, que debe responder por los comportamientos y actitudes que pueda tener su progenitor.

Felipe, 'el ahorrativo'
Otro punto sensible de diferencia es el gasto de la Corona. Cuando el marido de Letizia Ortiz accedió al trono, en 2014, una de sus primeras premisas fue apostar por la austeridad y bajar el saldo negativo de la Casa Real. Consiguió reducir el gasto respecto a su antecesor con soltura.

Austeridad
Parte de la reducción se explica en que Felipe VI hace menos viajes oficiales que Juan Carlos y que ha reducido el sueldo a los miembros de la Casa Real, por ejemplo.

Misión: recuperar el crédito
Una de las principales obsesiones de Felipe es que la monarquía volviese a recuperar la credibilidad y la confianza de un pueblo que desconfiaba mucho de ella tras los últimos escándalos.

El legado
La herencia que siempre prevalecerá será la de los valores que Juan Carlos he ha inculcado durante toda la vida a su hijo, solo que Felipe VI tiene otra praxis como Rey.

Diferencias de personalidad
Padre e hijo presentan pocos similitudes a nivel de personalidad. Ambos tienen o defienden diferentes prioridades.

Relación con la emérita
La relación sentimental entre los eméritos ha sido siempre objeto de especulación por las supuesta lista de amantes que habría tenido don Juan Carlos I a lo largo de su matrimonio.

Relación con Letizia
La relación entre el rey Felipe VI y Letizia se ha mantenido firme -pese a los rumores- a lo largo de los años. Y, ambos, han desempeñado multitudes tareas juntos.

Con sus hijos
Siempre se ha rumoreado que la relación con sus hijos siempre ha sido muy dispar y diferente.

Leonor y Sofía
A pesar de que Leonor y Sofía tienen diferentes cargos, ambas hermanas están presentes en la mayoría de los actos junto a sus padres.
