Tu primer trabajo saldrá a la luz muy pronto…
Sí, y estoy muy feliz porque creo que he conseguido exactamente lo que siempre había querido hacer con mi música: mezclar géneros que me inspiran, buscar sonidos nuevos y plasmar mi personalidad en el disco. El género que predomina es el pop, pero no el pop español que más se escucha, sino uno plagado de mis influencias, que son americanas y francesas, con un toque de folclore español y latino. Además, casi siempre he compuesto en inglés y, ahora que lo hago también en español, es muy distinto. A raíz de escuchar tanta música y con tantas influencias diferentes, he conseguido expresar justamente lo que quería y contar historias encubiertas. Y esa es la parte de la magia del disco: como no es demasiado explícito, cada uno puede interpretarlo y llevarlo a su propio mundo.
Otras Alas. ¿Nos puedes adelantar qué se esconde detrás del nombre del disco?
La verdad es que, al principio, ni siquiera sopesaba hacer un disco, porque me sentía inexperta, nunca había trabajado con productores ni colaborado con otros artistas. ¡Si yo trabajaba mi música en mi cuarto! Al final, he acabado creando un disco que transmite la idea de volver a nacer, las ganas de probar, de experimentar… Estoy viviendo una etapa nueva, un giro tremendo, una transformación hacia la persona que quiero ser. Estas son mis nuevas alas y la temática del disco va en esa línea: de los sentimientos antes, durante y después de la experiencia que estoy viviendo.
Y ¿cómo quiere ser la nueva Natalia?
Creo que todos tenemos una esencia de la que partimos y, a partir de las experiencias que vivimos y de lo que nos pasa, nos vamos transformando, no en otras personas, sino en seres más completos. Yo quiero ser lo que soy hoy: estoy más conectada conmigo misma que nunca, siento esa sensación de haber renacido, me siento nueva y completa. He pensado mucho en qué quiero, con quién quiero estar, quién soy, qué quiero hacer y cómo me quiero sentir. Soy feliz y se refleja en el disco, que no ha sido nada premeditado, sino algo que ha nacido sin pensar demasiado en cómo debería ser.
¿Estás nerviosa por la respuesta del público?
Estoy nerviosa, sí, pero porque aún no me creo que todo esto esté pasando, que mis canciones se hayan grabado, que tanta gente haya apostado por mí. Todo va tan bien que hay momentos en los que tengo que pararme a pensar en lo feliz y afortunada que soy. Siempre me he sentido un poco triste, en general, y ahora sé que tengo que estar agradecida por todo lo que me está pasando. Creo que todo pasa por algo, que todos buscamos nuestro destino. Si visualizamos lo que queremos, al final llega, y yo he focalizado toda mi energía en que esto sucediese.

Estamos deseando escuchar las colaboraciones de tu disco.
Las dos surgieron de manera natural, porque la esencia de ambos artistas me fascinó desde el principio. De Álvaro (@guitarricadelafuente) me enamoré locamente de su manera de componer y de lo que transmite cuando canta. Y todo empezó porque me atreví a mandarle un mensaje tipo “hey, hola, igual me dices que no, pero…”. Marem Ladson (@maremladson), artista gallega, me transmitió mucha paz al conocerla, una energía inmensa y una pureza brutal. Además, pasamos una tarde preciosa en la que hablamos sobre las mujeres, la industria, los roles, las barreras… Casi acabamos llorando.
¿Qué te despierta el movimiento actual del empoderamiento femenino?
Creo que aún queda mucho trabajo por hacer, que hay muchos debates e iniciativas encubiertas que se maquillan para que parezca que se está peleando por una causa, pero a medio gas. Tengo muchas esperanzas puestas en nuestra generación y en las artistas femeninas que están surgiendo ahora mismo. Además, todo este tema se refleja en Otras Alas. Es la canción que más me llega.
A la hora de componer, ¿sigues algún ritual?
Realmente no. A base de escribir muchísimo y de desechar letras, al final nacen frases y de esas frases puedo terminar vomitando el resto de la canción. A veces es por un concepto, por unos acordes, una melodía que se me ocurre… Luego, automáticamente, nace el imaginario y la atmósfera de la canción. Las canciones del disco, por ejemplo, son muy cinematográficas: cada canción tiene una esencia muy concreta, algo distinto, detalles de producción, efectos de la voz...
Compaginar todo esto en plena gira de OT...
Tengo claro que es un entrenamiento que me servirá para mi propia gira y mis propios proyectos. La experiencia nos está dando muchas tablas, estamos aprendiendo muchísimo, sobre muchos escenarios y delante de muchísima gente. Además, la relación con mis compañeros es genial. Aunque, evidentemente, también hay mucho desgaste físico y vocal.

¿Eres más de grandes escenarios o de entornos íntimos?
Yo diría que me gustan más los espacios pequeños. Al principio, todos sentíamos que no había nadie mirándonos en un estadio con 15.000 personas. Era como un shock: no terminas de entender por qué hay tanta gente allí, qué hacen escuchándote. Es verdad que cuando hay menos personas me da más vergüenza, pero noto mucha más conexión.
Dentro, y una vez ya fuera de la Academia, ¿qué es lo más importante que has aprendido?
Que el esfuerzo diario, la constancia e ir siempre con el trabajo por delante es vital. Entrar en OT jamás ha garantizado nada para nadie, eso lo tenía claro desde el principio. Yo soy una persona muy trabajadora. Ahora mismo trabajo muchísimo, y esto me llena el alma y lo disfruto.
Te formaste en ballet clásico, en jazz, en contemporáneo...
Empecé a bailar a los cuatro años. De hecho, me encantaría mezclar en mis proyectos mi rama favorita del baile, el estilo contemporáneo, con otro más urbano y conceptual. De los ocho a los dieciocho también estuve inmersa en teatro musical y en ópera. La música y el baile siempre han sido parte de mí, han ido unidos de la mano.
También tocas la guitarra, el violín, el piano…
Toco la guitarra de forma autodidacta, estudié piano un par de años y me arrepiento muchísimo de haber dejado el violín, pero todo pasa por algo y tengo intención de seguir estudiando cuando lleguen etapas más tranquilas.

Y lo de ser un personaje público, ¿cómo se lleva?
Sigo siendo la misma persona con la gente a la que quiero y con la gente que me quiere. Que los demás me conozcan más o menos todavía es algo que me hace sentir rara y, a veces, un poco incómoda. Tiene sus cosas buenas y sus cosas menos buenas, pero agradezco mucho la atención y el cariño.
¿Dedicas mucho tiempo a las redes sociales?
Intento dedicarles el tiempo justo, porque ahora las veo más como trabajo que como ocio. En mis ratos libres no estoy pendiente del móvil, es más una obligación. Sé que tengo que ser un poco constante en IG y Twitter, pero el hecho de que se haya masificado todo tanto me ha obligado a alejarme un poco de todo esto. Aun así, si las redes sociales se utilizan bien, son maravillosas.
Hablemos de Eurovisión. Las encuestas lo veían claro: Miki estuvo genial. ¿Qué crees que pudo fallar?
Cuando le vimos salir, ya en las presentaciones, empecé a aplaudirle como loca. ¡Por listo, por guapo y por talentoso! Para mí, la suya fue la mejor actuación de la noche. Además, trabajó muchísimo durante cuatro meses y ha sido muy valiente. Estamos todos muy orgullosos de él. Nadie sabe qué pasa con Eurovisión…
Y tú, ¿has sentido el fenómeno fan en tus propias carnes?
¡Qué va! Nunca he vivido esa sensación de fanatismo o de ir a todos los conciertos de algún artista. No tengo una fijación por un artista ni he vivido la típica obsesión. Por lo general, disfruto de la música y ya está.
La imagen es importante también en la industria musical. ¿Cómo defines tu estilo?
Nunca se me ha dado bien definir nada y no tengo ni idea de moda, así que… ¡estoy probando! Estoy pendiente de tantas cosas a la vez... pero me gustaría poder tener tiempo de ir a showrooms, de conocer a diseñadores… En fin, aún estoy buscando mi estilo.

¿Y el mundo beauty?
Me encanta el maquillaje, aunque últimamente me siento más reacia a maquillarme tanto como antes. Eso sí, ¡el eyeliner no puede faltar! El tema de la belleza me parece tan relativo y tan personal… Cada uno tiene su esencia y su belleza, pero no solo en su aspecto, sino en los gestos o en cómo se expresa. Yo soy de fijarme en lo que me transmite una persona y, aunque me gusta lo estético, no le doy mucho valor.
¿Qué le dirías a alguien que, como tú, quiere desplegar sus alas?
Yo también estoy empezando y no soy quién para dar consejos a nadie, pero lo que sí que le diría es que hay que tener las cosas muy claras. Si se tiene una ambición concreta, si toda tu energía está ahí, si lo quieres de verdad y estás dispuesto a sacrificarte por ello, acabará sucediendo. El éxito es muy relativo. Para mí, el éxito es estar orgulloso con lo que haces y recibir feedback de las personas que te importan. El secreto está en las ganas de aprender, de trabajar y de tener un objetivo entre ceja y ceja.
*Este artículo se publicó en la edición impresa de Delooks del mes de julio de 2019.