Las cenizas de Camilo Sesto, abandonadas en un tanatorio un mes después

La incertidumbre que rodea todo lo que está sucediendo tras su muerte está empañando la imagen del artista
Camilo Sesto

"Lamentamos mucho comunicaros que nuestro gran y querido artista Camilo Sesto nos acaba de dejar. Descanse en paz". Con estas palabras, la cuenta oficial de twitter de Camilo Sesto anunciaba la muerte del cantante. Era la madrugada del domingo 8 de septiembre. Cuando está a punto de cumplirse un mes de la trágica noticia, las cenizas del artista de Alcoy continúan abandonadas en el tanatorio de San Isidro. Nadie ha ido a recogerlas. Ni tan siquiera su hijo y heredero universal, Camilo Blanes.

Mucho se hablado del artista en estas semanas de duelo y honra a su memoria. El intérprete de éxitos inolvidables como ‘Vivir así es morir de amor’ o ‘El amor de mi vida’ ha dejado un vacío en la música irreparable, pero una estela en lo personal más sombría y triste. Si su carrera, con la que logró vender más de diez millones de discos, es brillante, su vida familiar ha estado llena de claroscuros que han cobrado protagonismo estas últimas semanas.

Las fricciones entre su secretario, sus abogados, su hijo y la madre de este, Lourdes Ornelas, han sacado a la luz una realidad no tan triunfal como sus canciones. La apertura del testamento del artista el pasado día 30 puso punto final a tensiones y especulaciones al dejar como heredero universal a su hijo Camilo. No obstante, éste no ha querido protagonizar ningún homenaje ni recuerdo público a su padre, como el que estaba previsto realizarle en su tierra natal tras su incineración.

Camilo Sesto - Gtres

Camilín, como se le conoce familiarmente, ha dejado México para instalarse en el chalé que poseía su progenitor en la zona norte de Madrid pero no se ha ocupado, hasta el momento, de recoger sus cenizas y llevarlas a donde el desaparecido intérprete le hubiera gustado descansar. Hasta la fecha, los restos de una de nuestras voces mas internacionales de las últimas décadas continúan abandonados en un tanatorio a la espera de que su heredero quiera llevarlos consigo.

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