Ay, Meghan. Te hemos pillado. Las fotos de tu graduación con toga y birrete estaban guardadas a cal y canto. Pero ahora que han salido a la luz solo tenemos tres palabras: morimos de amor. Si antes ya éramos tus fans absolutas, ahora lo somos más. Mucho más. Parece que el truco de Meghan para estar reluciente no es solo un iluminador, sino la felicidad. Puede sonar cursi, lo sabemos, pero es la realidad.Y es que, solo hay que ver la cara de la Duquesa de Sussex en aquel momento para darse cuenta de que estaba viviendo uno de los eventos más felices de su vida (porque aún no se había casado con Harry, claro).
Y no podía estar más reluciente. Vestida de blanco, con su media melena suelta y a punto de empezar el insituto, la actriz derrochaba alegría. Y su cara era el fiel reflejo. Ahora sabemos que la sonrisa de su boda no era algo nuevo, y que Meghan siempre ha sido una chica muy espontánea, que no duda en mostrar cómo se siente en público. Aunque ahora con los asuntillos del protocolo sea muchísmo más difícil eso de ser completamente natural.

Sin embargo, en el día a día, Meghan ha demostrado que la sonrisa es uno de sus atributos más característicos y que eso, no lo va a cambiar nunca. Ahora, a la espera de un posible royal baby, que no termina de desmentirse o confirmarse, solo podemos consolarnos con estas imágenes de la duquesa cuando era una adolescente.

Hay que ver, hasta en plena pubertad estaba adorable. Nosotras no podemos decir lo mismo. ¿Qué opinará la reina Isabel? Según lo que sabemos, tienen una muy buena relación, aunque la ex actriz tenga algún desliz que otro (en lo que a nombres cariñosos se refiere).No la culpamos, ¿Quién no llamaría a Harry my love?