La primera vez que caminé por la calle donde está ubicada esta casa, me dio un vuelco el corazón. Nací y crecí en el campo, y encontrar un barrio llamado La Campagne à Paris enseguida me resultó familiar", nos relata Gherardo Felloni en un momento de paz durante la semana de la moda de Milán.
Se encuentra en una de las épocas más ajetreadas del año, dado que trabaja como diseñador de zapatos (ahora, en Miu Miu, y antes, en Dior o Prada). También es cantante de ópera, pero esa es otra historia...

Felloni se crió en Arezzo, la hermosa ciudad que vio nacer a Petrarca, y donde su padre y su tío dirigen una fábrica de zapatos desde los años 50. Con el tiempo, el joven cambió La Toscana por Milán, y tras años de itinerancia entre Italia y Francia, se decantó por este barrio de París tan campestre, ubicado en el 20eme arrondissement.
"Vine a visitar el barrio un día por casualidad, y me enamoré de sus calles. Vi un cartel de 'se vende', llamé rápidamente y firmé el cheque sin dudarlo", recuerda Felloni.

Su lugar en el mundo
"Después de tantas mudanzas, esta es una casa en la que, por primera vez, tengo ganas de quedarme de verdad", declara el propietario de esta villa de principios del siglo pasado con jardín.
"Desde hace años compraba obras de arte a mi amiga Francesca Kaufmann en Milán y atesoraba muebles de arte moderno procedentes de demoliciones y reformas. Los tenía guardados en tiendas y almacenes, y en esta casa han encontrado por fin su lugar", afirma.

El despliegue resulta impresionante: Fornasetti, Gio Ponti, Gae Aulenti... y una colección de zapatos vintage de Roger Vivier y Salvatore Ferragamo que levanta pasiones. Se respira la atmósfera creativa de la Italia del Dopoguerra (1945-1985): "Tan llena de elegancia y optimismo".
Lo cierto es que el italiano no ha estado solo en esta empresa. El arquitecto Matteo Morbidi ha redistribuido las estancias. El salón en la planta baja, la cocina y el comedor en el primer piso, el dormitorio y el cuarto de baño principal en el tercero...

Ha mantenido la estructura original de la vivienda, y ha hecho traer de Italia la mayor parte de los materiales y muebles: parqué de los años 30, cerámicas antiguas, así como las puertas correderas que separan el dormitorio del guardarropa, que procedían de una villa en Brianza diseñada por Franco Albini.

Eso sí, en lo que respecta al jardín, todo el mérito es de Felloni: "Durante un mes, todas las tardes al salir de trabajar me estuve ocupando de él. Yo solo lo planté y renové completamente", nos dice con orgullo.
En cuanto al interior, Felloni reconoce que su lugar preferido es la biblioteca. "Allí se encuentran muchos de mis libros de imágenes favoritos y algunos de los zapatos que he diseñado y que más me gustan. Hay muchísimo color en esta habitación", explica. El toque surrealista lo ponen, cómo no, los zapatos de tacón.