La 26 edición del Salón Internacional de la Alta Relojería, más conocido por SIHH, ha presentado dos novedades significativas. Por un lado, a las 15 marcas ya consolidadas –11 de ellas pertenecientes al grupo Richemont– se han sumado nueve artesanos-creadores y talleres independientes en un espacio denominado Carré des Horlogers, algo así como Cuadrante de los relojeros, que ofrecen el lado más vanguardista de la creación relojera.
La segunda novedad se refiere al cambio de decoración, que se ha decantado por una geometría más contemporánea de tonos cálidos para uniformar los escaparates de las marcas, quedando la creatividad y la singularidad de cada una para el interior. Son clásicos ya los excesos decorativos de Roger Dubuis, que este año ha reproducido el concepto de la Diva Velvet y la Era del selfie, introduciendo el dispositivo Woman’eye’zer Velvet Covers, un vídeo interactivo que ha permitido a las mujeres retratarse como la diva que todas llevamos dentro. También IWC ha vuelto a epatar con su decoración épica, que este año giraba entorno al mundo Pilot –una de sus familias de relojes más famosas–, y bajo el lema Come fly with us nos ha transportado a los años dorados de los primeros pilotos de aviación.

Pero como lo más importante siguen siendo los relojes, hemos apreciado la relevancia del trabajo de la alta joyería en las piezas relojeras, con predominio de los modelos femeninos, relojes con complicaciones útiles (cronógrafos, husos horarios...), formas redondas, tonos neutros y movimientos de precisión. Una forma de apostar sobre seguro y en la que en ocasiones se aprecia un despliegue técnico de proporciones inauditas, como en el caso de Montblanc, que ha lanzado nueve novedades. O firmas como Greubel Forsey, Officine Panerai y A. Lange & Söhne, las preferidas de los coleccionistas, y el espectacular desarrollo de Parmigiani Fleurier, que presentó su primer cronógrafo integrado: Tonda Chronor Anniversaire.
Pero la creatividad no se queda atrás y Cartier lo demuestra con el lanzamiento de dos nuevos iconos: Drive, en masculino, e Hypnose, un clásico futurible. Y es que la relojería femenina ha subido claramente este año al poder. Así lo demuestra Audemars Piguet con su Diamond Fury (secuela del Diamond Punk del año pasado), compuesto por 4.635 diamantes; Richard Mille con su RM07-02 Pink Lady Zafiro y Vacheron Constantin, con la versión femenina de su icono deportivo, Overseas Small Second. En esta línea le siguen igualmente el Reverso One, de Jaeger-LeCoultre, inspirado en una pieza de 1933; el nuevo Petite Promesse, de Baume & Mercier, lúdico y fresco; o la gran y creadora de tendencias Piaget, que ha dotado al modelo Limelight Gala de un brazalete en malla milanesa.
Cartier
Reloj Hypnose, de Cartier.

Roger Dubuis
Velvet by Massaro, de Roger Dubuis.

Baume & Mercier
Petite Promesse, de Baume & Mercier.

Piaget
Modelo Limelight Gala, de Piaget.

Vacheron Constantin
Overseas Small Second, de Vacheron Constantin.

Jaeger-LeCoultre
Reverso One, de Jaeger-LeCoultre.

Audemars Piguet
Diamond Fury, de Audemars Piguet.
